ESTAMPA CAUDETANA.
¡LUCE! ¡LUCE! ¡LUCE EL ÁRBOL!
Ayer por la tarde volví a pasar por la parte antigua de esta
Real Villa de Caudete que es conocida como La Puerta de la Villa. Se la llama
vieja a esa parte pero, la verdad sea dicha, pocos vestigios guarda o quedan de
aquellos tiempos encerrados en los estratos sobre los que se han ido
sobreponiendo sucesivas capas de sedimentos y de nuevas construcciones.
Recuerdo que una tarde de las Navidades 2021 me
encontré con Paco Sandoval, colega en los campos de la enseñanza, que
llegó a ostentar el cargo de director del colegio público Alcázar y Serrano, en
la misma puerta de la Villa, justo enfrente de los restos de lo que fuera, en
su tiempo, un arco que, hoy, se encuentra incrustado en una casa, la primera de
la izquierda según entras por la Avda. De la Virgen de Gracia. Iba acompañado
por su señora y nos detuvimos un ratico, que resultó ser un ratico largo. Había
ganas de hablar, de charrar, que dicen por aquí, y, en la conversación, tocamos
todos los palos habidos y por haber, los del flamenco, no a esos los
dejamos tranquilos. Al llegar al de mis "buenos días" me dijo:
- "veo que, entre los temas que tocas en tus
"buenos días", te interesas por hechos acontecidos muy atrás y
de lugares con historia. Pues, mira, esos ladrillos macizos cocidos, me los
apuntaba con la mano, y la columna sobre la que se sustentan, de momento, es lo
que queda de ocho o diez centurias atrás. Formarían parte de un arco sobre lo
que sería la puerta de entrada a la Villa".
Siempre que paso por ese lugar se me van los ojos al lugar
donde aguantan los ladrillos macizos los embates del tiempo y la
información del colega se pone a percutir en mi bóveda craneal.
Pues bien, ayer, pasé una vez más por allí y me adentré
hasta llegar a la calle de Juan López por la que subí hacia la parroquia pero,
al llegar a los Cuatro caminos quedé sorprendido al observar a mi izquierda una
gran luz. Me detuve para contemplarla. Provenía de un árbol de luz que se
encontraba en el centro de una placica recoleta. Me acerqué y, al hacerlo, caí
en la cuenta de que era el mismo que había estado levantado en la calle
siguiente en la calle de Paracuellos de la Vega, allí donde ella comienza
frente a la capilla de la comunión de la parroquia de Santa Catalina y que,
como te decía ayer, había desaparecido. No pude por menos que exclamar de forma
audible: ¡LUCE! ¡LUCE! NO SE HABÍA CIRCUITADO. Lucía con todo su esplendor
poniendo luz y alegría en un lugar en el que solo se encontraba a aquellas
horas, un chaval de tez cetrina, descendiente, con toda seguridad, de Ismael,
el hijo que tuvo Abraham con Agar, la sierva de Sara, su mujer, y que Dios
bendeciría con una larga descendencia a la que hoy conocemos con el nombre de
islamistas o mahometanos. Seguramente estaba esperando a algún amigo o amiga.
Tras saludarle: Sabat Al Hairi, joven Sayidum, le pregunté
por el nombre de la plaza.
-"no lo sé, me contestó.
- Pues ya somos dos los que no conocemos cómo se llama
el lugar.
Pero al adentrarme un poco más en la plaza descubrí el
azulejo que nos informaba de que la plaza tenía por nombre Gerardo Mates.
Volví sobre mis pasos y por el callejón de las Campanas
llegué con tiempo de cumplir con el cometido que llevaba porque todavía se
estaba desgranando el Saludo del Ángel a la Virgen María, las Ave Marías del
Santo Rosario, previo a la celebración de la Eucaristía.
No, no se había comido el lobo al árbol de luz que durante
un tiempo muy corto, iluminó los inicios de la calle de Paracuellos de la Vega,
allí donde tiene su asiento el Centro Social de la Mujer, Madre Elisea. Sólo se
había trasladado un poco más abajo para llevar luz a otro lugar del barrio que
había sido olvidado por el Ilmo. Ayuntamiento.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
10.12.2022. Sábado. (C. 1.623)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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