lunes, 25 de diciembre de 2023

No se lo quisieron perder.

ESTAMPA CAUDETANA.

NO SE LO QUISIERON PERDER.

Cuando faltaban pocos minutos para llegar a las veinte horas de ayer domingo la noche se había enseñoreado totalmente de el barrio de San Francisco y por ende de toda la Real Villa de Caudete.

En la calle de San Francisco aquella a la que abre la puerta la parroquia homónima que lo es de todo el barrio de más allá de la carretera de Valencia hay luz pero no es que sea muy abundante, de ahí que pudiera conseguir una instantánea de la bóveda celeste bajo la cual se encuentra el lugar sagrado que edificara el prócer don Paco Albalat navajas en la primera decena del siglo XX con el fin de que fuera la capilla de un proyectado orfelinato y, de paso, el mausoleo donde reposaran los restos de sus antepasados pero que, tiempo después fue erigida en parroquia independiente de la que, hasta aquellos momentos, venía siendo la única de la villa, la dedicada a Santa Catalina, virgen y mártir.

 La luna y el lucero que aparecían nítidamente por encima de nosotros en el cielo no se querían perder ni un instante del evento que iba a tener lugar en dicha parroquia, razón por la cual se dieron prisa a colocarse en lugares de privilegio, nada más instalarse la noche, sobre el predio caudetano.

Y tenían razón de su prisa porque a las veinte horas, que era el momento en que, ayer, iba a dar  comienzo, en la parroquia de San Francisco, la liturgia en la que íbamos a celebrar el Natalicio en nuestra naturaleza humana de Aquel que era el Autor, el Creador de la estrella, del lucero, de la Tierra y de la parroquia en la que iba a hacerse presente en medio de nosotros. 

Y, así, mientras nosotros llevábamos a cabo, litúrgicamente hablando, la Navidad del Señor en el momento mismo en que unas manos inocentes, las de una niña, portaba la linda imagen de Jesús Bebé y la ponía en el centro del misterio situado delante del mismo altar, la luna y el lucero aplaudían entusiásticamente lanzando rayos de luz para alumbrar el Magno Acontecimiento del Nacimiento, siendo ya humana, de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, que, por voluntad del Padre y la asistencia del Espíritu Santo, tomó, en el claustro materno de  la joven nazaretana, María, nuestra capa, nuestra carne humana. 

Ciertamente, la luna, astro que Dios creó con la finalidad muy concreta de alumbrar por las noches y el lucero, que le andaba a la zaga a la luna, no se perdieron el momento cumbre de la Navidad del Señor a lo largo de la misa del Gallo. 

Y cuando salimos de la iglesia, me daba la impresión de que se habían vestido de "tiros largos," y lucían, como nunca, un esplendor que daba gloria verlos.

Ciertamente, el la tarde-noche de ayer, EN NOCHEBUENA, ni la luna ni el lucero se perdieron el momento único en el que tuvo lugar la Navidad del Señor en medio de una alegre liturgia vivida por una cincuentena de fieles cristianos que nos dimos cita en el lugar sagrado.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

25.12.2023.  Lunes. DÍA DE LA NAVIDAD DEL SEÑOR (C.1.759)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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