martes, 26 de diciembre de 2023

Volvió la Luna.

ESTAMPA CAUDETANA.

VOLVIÓ LA LUNA .

Antes de anoche no pudo faltar al gran momento de la celebración festiva de la llegada de su Señor y Creador, a nuestro suelo y, hoy, no podía faltar a encontrarse con Ella, con la Virgen María, la Madre del Hijo de Dios, de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, del Hijo del Hombre, como le había llamado ya, unos siglos antes, el profeta Daniel. No, no podía faltar a  visitar a la escogida, a la agraciada, a la que Dios Padre seleccionó para que ocupara el centro de su plan de regeneración del ser humano y a  la que preparó y llenó de gracias a portillo, según nos lo hizo saber el Arcángel San Gabriel cuando se acercó a aquella aldea ignota, desconocida, deslucida y sin nombre a lo largo de todo el Antiguo Testamento, que era Nazaret, donde vivía  la joven María para traerla el recado de Dios. 

Y, sí, VOLVIÓ LA LUNA. Y yo la sorprendí y así te lo cuento.

Ayer por la tarde se dejó oír  mucho barullo  dentro del convento de San José (El Carmen). Provenía  de la plaza aledaña al convento, esa que lleva por nombre el de Nuestra Señora del Carmen. Bajé para curiosear un poco y, de paso,  dar un paseo porque ayer libraba en los quehaceres liturgico-dominicales de la tarde, y, así, estirar las piernas y cumplir el mandato reiterado de mi facultativo. 

Pero antes de emprender el camino que me llevaría hasta la Glorieta de la Cruz, me dirigí al jefe de la partida de oficiales del Ilsimo. Ayuntamiento que estaban llenando la plaza con sillas para que aquellos que se llegaran hasta la plaza para asistir al concierto musical que han dado en llamar de los BALCONES, pudieran hacerlo cómodamente y le pregunté "¿Cuándo dará comienzo el evento?"

Me contestó:

"A las 19 horas"

Como tenía tiempo, más que suficiente, emprendí el paseo y al llegar a la glorieta de la Cruz me la encontré, me encontré a la LUNA que, toda redonda, toda llena de luz, andaba contemplando a la Madre de su Señor, y, como si tuviera miedo de molestarla, la observaba a través del ramaje, desnudo de hojas, de los árboles existentes en el lugar. 

Qué cosa más importante podía hacer, ayer noche, la LUNA que, según el libro de La Consolación, también llamado Apocalipsis, había sido creada no sólo para alumbrar la noche sino, también para ser el escabel de los pies de Ella, de la Madre del Señor, que visitarla para cerciorarse de que todo el plan de Dios iba sobre ruedas puesto que ella, la LUNA, fulminada por el sol espléndido que vino a vestir de luz el día de la Navidad del Señor, no pudo estar presente hasta tanto el sol no se fuera a seguir poniendo luz y calor allí donde era requerido, al sur del Ecuador porque, en esos lugares, los días siempre están a la espera de que aquí, por encima del mismo, corramos las cortinas para que se haga la noche. Y, claro, la LUNA, toda preocupadita, lo primero que hizo ayer tarde, fue ir a ver cómo se encontraban la Madre y el Hijo recién nacido y, al ver que todo iba según lo proyectado por Dios Padre, se puso muy contenta, tan es así que se llenó de luz con la que iluminó todo el lugar para que  la Virgen Madre y el buenísimo mozo de San José pudieran atender, como es debido, al Niñito Dios.

Ayer estuvo el día plagado de acontecimientos de los que te daré cuenta en otro momento. Hoy solo me queda saludarte y mandarte mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

26 12.2023. Martes. (C. 1 760)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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