viernes, 12 de abril de 2024

Magnolia Grandiflora

ESTAMPA CAUDETANA.

MAGNOLIA GRANDIFLORA.

Siempre que paso por la avenida del Atleta Antonio Amorós me quedo mirándola un ratico. Es una hermosa Magnolia. 

Se levanta desde el angosto jardincico de la primera de las viviendas sita en la calle Blasco Ibáñez, que hace esquina con la Avenida de el atleta Antonio Amorós.

Y me quedo mirándola porque me llama la atención y he dado en pensar que no encaja ahí, en ese lugar porque, al hacer el viaje desde el sudeste de los Estados Unidos, de donde es originaria, hacia Europa, se debía haber afincado en lugares húmedos y boscosos cercanos a humedales pero al contemplarla en semejante lugar surge en mi cabeza la interrogación:¿como es posible que, en esta Real Villa de Caudete, que es de extremado clima continental haya medrado de tal manera, ahí la ves en la fotografía, una magnolia? Pero como dice el aforismo latino: "contra factum non est argumentum" que, en romance, viene a significar que contra un hecho palmario no hay posibilidad de argumentar nada porque se nos mete por los sentidos, en este caso por los ojos, y la magnolia caudetana  que te estoy presentando, está ahí, y bien hermosa, aunque no llegue a alcazar los treinta metros a los que suelen llegar, ni tiene la Copa tan hermosa y grande como aquellos que yo he contemplado en la cornisa cantábrica y más concretamente en el jardín del convento que tienen los Padres Dominicos en Las Caldas del Besaya donde se venera a la imagen de la Virgen que lleva el nombre del río que discurre a sus pies, lugar donde acude la gente a celebrar su fe y muchos son los que allí se comprometen, delante de Dios, en Santo Matrimonio. En una ocasión yo mismo fui testigo presencial, oficié, en uno de ellos, el de una antigua compañera de la Universidad Cántabra, de nombre María Luisa. Aquellos árboles me cautivaban por su prestancia y brillo y, de modo especial por sus grandes flores. Por eso, cuando paso, y lo hago frecuentemente dando mis paseos, por la Avenida del Atleta Antonio Amorós, siempre me detengo, para contemplarla, a la entrada de la calle Blasco Ibáñez en cuyo primer jardíncico se levanta este ejemplar hermoso y guapo que está llamado a medrar y merecer mucho más, si es que le dejan, porque, con lo tupida que es su copa, va a impedir que la luz del sol entre por las ventanas de las casas.

Prendido entre sus verdes y brillantes hojas te va mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

12.4.2024. Viernes. (C.1.863)

P. Alfonso Herrera, Carmelita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario