jueves, 27 de junio de 2024

Esteban y María.

ESTAMPA CAUDETANA. 

ESTEBAN Y MARÍA. 

Por fin nos han visitado Esteban y María. Ya hace mucho tiempo que les había invitado yo a visitar nuestro convento  pero el desconocimiento del lugar y dónde dejar su coche fue retrasándolo. Pero todo llega y ahí los ves, tan de buen año, en el claustro barroco-toscano del convento de San José (El Carmen).

Esteban y María son un matrimonio que nos ha llegado del norte de Francia, concretamente de la Alta Saboya, tierra de muy buenos pastos que alimentan a excelentes bovinos y ovinos de los que obtienen la leche con la que confeccionan los estupendos quesos autóctonos con denominación de origen y que las grandes superficies ponen a nuestra disposición para degustar tan estupendas delicatessen.  A nosotros y a las monjas Carmelitas de clausura nos han obsequiado con algunos de sus ricos productos lácteos.

Ya llevan con nosotros bastante tiempo. Jubilados de sus quehaceres en su tierra, con los hijos ya criados y colocados, decidieron atarse una manta a la cabeza y echarse a correr el mundo en coche y, kilómetro a kilómetro,  llegaron  hasta nuestra Real Villa de Caudete, donde compraron un campo de almendros con casa. Eso sí si corazoncico lo dejaron allá, con sus hijos y nietos.

Un buen día, de hace ya bastante tiempo, me pidieron que hiciera el favor de acercarme hasta su casa con el fin de bendecírsela. Y hasta allí me fui. 

En la zona donde se han asentado, creo yo, que pertenece al ámbito parroquial de San Francisco y es a esa parroquia a la que suelen bajar diariamente, salvo en alguna ocasión que vienen al Carmen o a Santa Catalina, como hicieron en los días del triduo dedicado a honrar al Sagrado Corazón de Jesús, para unirse a la feligresía en la celebración de la Eucaristía.

Son muy buena gente. Están esforzándose por aprender el castellano y mientras tanto yo suelo entenderme con ellos, solo un poquito, en alemán, porque mis estudios de francés quedaron tan atrás, tan atrás, en mis primeros años de bachiller, que ya solo comprendo algo al leerlo, pero, en modo alguno, hablarlo. Lo que sí que hago es, sirviéndome del traductor de Google, pasarles la homilía dominical en su idioma materno, en francés.

Esteban es un factotum, de todo entiende un montón. Nada que se le ponga por delante deja de afrontarlo y solucionarlo. Lo mismo se hace unas riquísimas mermeladas, en casa las hemos probado, que se tira debajo del coche para reparar los frenos, hace de  lampistero y, con paleta y piqueta en mano, emule a los albañiles y, así, ha dejado la casa, como dicen ellos, para vivir, porque cuando la compraron dejaba bastante que desear. María es muy amiga de las plantas y yo me he permitido el lujo de colaborar con ella en dotar a su casa de algunos especímenes. Y, en ello sigo.

El otro día vinieron a misa a El Carmen y aprovecharon la ocasión para visitar esta joya de la arquitectura barroco-Toscana del siglo XVII que es el convento de San José (El Carmen). Quedaron muy gratamente impresionados y, sobre todo, muy agradecidos porque cada uno de ellos se llevó, como recuerdo de su visita, un tiesto para su casica de campo.

Les deseo una feliz y dichosa estancia entre nosotros y que no duden en que, si necesitan que les echemos una mano, ahí estaremos.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

27.6.2024. Jueves. (C. 1.937)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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