sábado, 22 de junio de 2024

La Purísima Concepción.

ESTAMPA CAUDETANA. 

LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN. 

Ya te decía ayer que me había visto en la necesidad de escaparme de la Mancha por un asunto personal que me llevó hasta la capital de la villa y corte, hasta Madrid.

Y, ayer, antes de llevar afecto el motivo por el que me trasladé a la ciudad, fui a encontrarme con las monjas  Carmelitas de clausura en su convento, sito en la calle Príncipe de Vergara de aquella ciudad, lugar donde había permanecido yo, durante muchos años, atendiendo a la liturgia de la Iglesia del monasterio antes de ser destinado a la Real Villa de Caudete. 

Después de haber celebrado la Eucaristía conventual para ellas y para aquellos que suelen asistir antes de entregarse a sus quehaceres en las empresas para las que trabajan, y tras departir con ellas un ratito en el locutorio  del monasterio, me dejé caer paseando por la calle Goya con dirección a la Plaza de Colón y allí, en lo alto de la torre que semeja una lanza introduciéndose en el cielo, se encontraba ella, la imagen sagrada de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 

Toda una catequesis plástica, preciosa, con la que se nos cuenta y explica el triunfo del ser humano puesto que, Ella, que no deja, por ser Madre del Hijo de Dios, de ser una de nosotros, una miembro de la raza humana, la veo entrando en el ámbito de lo divino, no solo  su espíritu, su alma, sino, también, con su cuerpo. 

Así la contemplaba yo ayer mañana después de haber estado saludando a sus hijas, las monjas Carmelitas de clausura del cercano monasterio de la Virgen de las Maravillas donde, al igual que hiciera Ella, la Virgen nazaretana, ofrecen sus vidas, las ponen a disposición de la voluntad divina, para que obre, a través de ellas, el bien para sus hermanos los hombres, como vienen haciéndolo sus hermanas del monasterio del Sagrado corazón de Jesús y de la Virgen de Gracia, aquí, en esta Villa caudetana, viviendo su consagración a los hombres, por haberla hecho  primero a Dios y a su Madre Inmaculada desde el primer momento de su Concepción.

Permanecí un ratico mirándola y saludándola desde la acera de enfrente a la Iglesia, a ella dedicada, y, desde la que se eleva, Asunta, a lo alto del cielo, al ámbito Trinitario.

Luego seguí mi paseo dirigiéndome hacia el lugar donde iba a llevarse a cabo el asunto que me sacó de la Mancha, en el día de antes de ayer. 

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

22.6.2024. Sábado. (1.932)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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