miércoles, 10 de julio de 2024

Tercer día de la Novena en Honor de la Virgen María del Monte Carmelo.

ESTAMPA CAUDETANA. 

TERCER DÍA DE LA NOVENA EN HONOR DE LA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO. 

Como suele hacer cada día, el P. Antonio García Albero, carmelita, miembro de esta comunidad de El convento de San José (El Carmen) de esta Real Villa de Caudete, en el inicio de la misa, nos puso en la antecedentes acerca del tema sobre el que iba a versar su homilía.

No es otro que la Santa Librea de la Virgen María del Monte Carmelo, EL SANTO ESCAPULARIO.

La liturgia de la palabra que escogió como ámbito para la celebración del TERCERO DE LOS DÍAS DE LA NOVENA EN HONOR DE LA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO fueron, la primera, tomada del libro 2 de los Reyes, capítulo segundo. En ella se nos habla de la llamada que hace Elías a su sucesor el profeta Eliseo y de la respuesta positiva que recibe.

La página catequética del Evangelio fue tomada de San Lucas 11,27-28 que recogen el piropo que lanzó a la madre de Jesús una mujer ignominada que en medio del gentío que escuchaba a Jesús le lanzó voz en grito:

"Dichoso el vientre que te dio a luz y los pechos que te dieron de mamar".

El padre predicador, empleó 5 minutos, como hiciera el día anterior, para glosar la Santa Enseña que entregara la Virgen María del Monte Carmelo al P. General de la Orden, P. Simón Stok, Inglés de nacimiento, en la década de los cuarenta del año 1200 (S.XIII).

Nos ilustró cerca de que en aquel tiempo las cosas estaban muy difíciles para las nuevas órdenes religiosas, tan difíciles, que había sido publicado un rescrito papal prohibiendo la erección de nuevas formas de vida de compromiso religioso (quizá para prevenir aquellos movimientos religiosos que surgían como setas, aquí y allá y que dieron en llamarse los iluminatis).

Y fue por entonces, en ese tiempo, cuando los eremitas del Monte Carmelo se vieron en la necesidad de "levantar las tiendas" bajo la presión ejercida por los sarracenos que volvieron a hacerse, a reconquistar, los  Santos Lugares.

Los monjes bajaron desde el wadi, en las faldas del Monte Carmelo, abandonando su lar para embarcarse en el puerto de San Juan de Acre con dirección a Occidente. 

Y allí, en Occidente, se toparon con el decreto papal que prohibía el establecimiento de cualquier otra orden religiosa que no existiera en el momento histórico presente en occidente. Por lo que el general de la orden, un hombre de fe profunda y, sobre todo, de cariño especial por la Madre y Hermana del Carmelo, la Virgen María, se dirigía constantemente a Ella con el fin de que tomara "cartas en el asunto" para ver la manera y el modo de establecerse como orden religiosa con el pronunciamiento favorable del Papa. Y un buen día de aquel año de gracia de 1246, el 16 de Julio, mientras se dirigía Ella con la oración del Flos Carmeli, recibió la visita de la Virgen que le quitó todos los miedos porque se comprometían a salír como garante de su Orden, nacida en el Monte Carmelo, y como señal o prueba de ese compromiso le hizo entrega del Santo Escapulario que, desde entonces ha venido a ser la enseña del Carmelo y lo hacía objeto de un privilegio muy especial:

"quien lo llevara puesto como manifestación de la identificación con Jesucristo, su Hijo, no padecería la condena eterna y Ella se comprometía a sacar del purgatorio a las almas de sus devotos el sábado siguiente a su muerte. 

Hizo mucho hincapié el orador sagrado acerca de que, el Santo Escapulario del Carmen, no es un talismán, objeto de superstición que nos defienda de esta o aquella otra cosa, sino que es símbolo de consagración a Ella y de identificación plena con su Hijo Jesucristo. Es decir, que exige  un compromiso por parte de aquel que lo lleva.

Luego hecho mano de citas tomadas de los últimos papas: desde San Juan XXIII hasta San Juan Pablo II, pasando por Pío XII, en las que se afirma que el Santo Escapulario de la Virgen del Carmen es signo de identificación y de protección de Ella.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

10.7.2024. Miércoles. Cuarto día de la novena en honor de la Virgen María del Monte Carmelo. (C 1.950)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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