sábado, 14 de septiembre de 2024

El Concierto.

ESTAMPA CAUDETANA. 

EL CONCIERTO. 

Faltaba poco para que las manecillas del reloj indicarán las 20:30 horas y aconteció que una de estas tardes-noches de atrás se distinguió de las demás. 

Hacía calor. Mi camisa iba empapada de sudor, del sudor que ayudaron a sacar de dentro de mí los ropajes litúrgicos. Sí, hacía calor, bastante calor.

Volvía yo de celebrar la Eucaristía de las 19:30 horas en la parroquia de Santa Catalina y, forzosamente, tenía que pasar por delante de la puerta del  M.I.Ayuntamiento de esta Real Villa de Caudete.

Me quedé embobado. Como te lo digo, me quedé embobado. Ya desde que salí por la arcada de la Lonja llegaron hasta mis oídos los sonidos que producían los élitros de un grillo, y, como de un imán se tratara, tiró de mí hasta el lugar de donde surgía aquel llamativo  CONCIERTO musical con que regalaba a quien pasara delante o por las inmediaciones del insecto, un alegre grillo, que, sobre uno de los bordes de una de las jardineras que hay situadas frente a la puerta de la Casa Consistorial de la Villa, se encontraba, y allí lo descubrí. 

Es sabido que, estos insectos, nada más percibir la cercanía de cualquier ser, huyen como si se tratara de un pernicioso depredador pero aquel, no. Aquel permaneció sobre la fina y brillante cinta de chapa que cubría los bordes de la jardinera, batiendo sus élitros con soltura. 

Seguro que me vio con sus ojos panorámicos pero no se marchó. Eso sí, dejó de frotar la cáscara córnea con que cubre su blando cuerpo por un momento. Intuyo yo que para cerciorarse de que mi presencia no le era  perniciosa y al ver que no abrigaba malas intenciones continuó con su CONCIERTO dedicándomelo a mi y a todos aquellos que pasaban por las inmediaciones. 

Me daba la impresión de que el CONCIERTO iba "in crechendo", lo que me indicaba que el insecto  percibía el calor sofocante que reinaba en aquel atardecer y, es sabido, que cuando el calor aprieta los grillos aumentan la frecuencia de sus chirridos como si necesitaran abanicarse con las alitas mientras sus élitros chirriaban con más fuerza y velocidad.

Los vehículos pasaban a un escaso metro de la jardinera donde el músico interpretaba su pieza reiterativa sacándole sus brillantes colores con las luces de sus faros.

Yo, mientras tanto, le grababa su CONCIERTO con el telefonillo a unos escasos cuatro dedos por encima de él. 

El chirriar del grillo, su CONCIERTO, lo empleo yo hoy de mensajero para que te acerque mi saludo, mis 


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

14.9.2024. FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ. (C. 2.012)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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