domingo, 15 de septiembre de 2024

En el triste suelo.

ESTAMPA CAUDETANA. 

EN EL TRISTE SUELO. 

Así quedó esa preciosidad de pajarico, EN EL TRISTE SUELO.

Con frecuencia me veo en la necesidad de pasar por la puerta que da entrada a la piscina climatizada que construyó el Muy Ilustre Ayuntamiento, hace algunos años, para uso y beneficios de las gentes de esta Real Villa de Caudete, en los tiempos crudos del invierno, en lo que fueran terrenos del corralón del convento de San José (El Carmen), entonces huerta.

La otra mañana un rictus de contrariedad se dibujó en mi cara cuando, al pasar por allí, contemplé los restos mortales de un pequeño emplumado, del que no sabría decirte, con seguridad, si es de la familia de los colibríes que se alimentan de los néctares de las flores o, en su caso, pertenecería a la familia de los insectívoros. Me inclino a pensar que pertenecía a la familia de estos últimos. 

No se le ve un pájaro joven. Se le ve hecho y derecho. Pero lo que sí que se aprecia al contemplarle con sus patitas estiradas, tumbado sobre uno de sus costados, es que estaba muerto, muertecico, el pobre.

Había caído muerto en mitad del pasillo que da entrada a la piscina, por un lado, y, por otro, a las escaleras por las cuales se sube a lo alto del Paseo Luis Golf, bordeando la gran fuente allí instalada. Yo, para que nadie lo pisara, lo empuje junto a la pared y allí lo dejé a la espera que de que los oficiales del Ayuntamiento, al pasar recogiendo papeleras, lo vieran y lo retiraran de allí. 

Su muerte, puede que fuera debida a distintas causas, desde un infarto a cualquier enfermedad que terminara con su vida. 

Yo aventuro la posibilidad de que muriera envenenado. Envenenado, no por la actuación humana,  irresponsable, de la que, con alguna frecuencia, nos dan noticias los medios de comunicación. 

No, yo creo que caería muertecico al envenenarse buscando su comida en la multitud de flores de adelfa con que se encuentra adornado todo el parterre o jardinera que da a la puerta de la piscina pues, es sabido, que las adelfas son venenosas y con toda probabilidad, el pajarito, al buscar su comida de flor en flor, en la multitud de ellas que crecen guapas, hermosas y floridas, en ese lugar, el emplumado se envenenó y, de muerte súbita, cayó allí mismo.

Él no te puede llevar ya, volando, mi saludo porque sus alitas ya no se despegarán de su cuerpecito, en su lugar lo hace el WhatsApp y, también, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

15.9.2024. Domingo. Fiesta de Ntra. Sra. de los Dolores. (C. 2.013)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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