sábado, 16 de agosto de 2025

Ayer se portó el Sol.

ESTAMPA CAUDETANA.

AYER SE PORTÓ EL SOL.

Ayer toda la humanidad estuvo de fiesta, de fiesta grande, porque, en Ella, en la Virgen María, Madre del Señor, había logrado volver a encontrarse con su creador. Celebramos la solemnidad de la Asunción en cuerpo y alma al ámbito Trinitario, al cielo, de la Virgen Santísima, Nuestra Madre. 

Una de nuestra tela, Ella, la escogida por Dios Padre para engendrar a su Hijo y situarlo entre nosotros, para que nos hablara, con palabras sencillas, cercanas, humanas, de lo mucho que nos quiere y del lugar que nos tiene preparado junto a si. Y, en Ella, la primera entre todos, toda la raza humana está llamada a semejante regalo.

Como cada día, bajé hasta la Glorieta de la Cruz donde permanecí un rato largo. El calor era agobiante, como en días anteriores, pero lo desafió un matrimonio joven con sus dos criaturitas a los que no perdían ojo cuando, loquitos de alegría, subían al tobogán  y, luego,  bajaban sobre sus trasericos. Y, allà lejos, cerca ya del santuario, se veía a tres personas que charraban tranquilamente a la sombra de la pérgola muy tupida en aquella zona. 

El corralico de la Cruz y de la la imagencica de la VIRGEN de Gracia, se encontraba desierto. Nadie había allí hasta que entré yo buscando un banco que estuviera sombreado.

Cuando el reloj tenía situadas sus manillas sobre las 19,00 horas, la pequeña, y, abajo del todo de la esfera, la larga, asistí a lo que yo interpreté ser una cariñosa despedida. La carita de la imagencica de la Virgen de Gracia, la Patrona del lugar, estaba totalmente iluminada mientras todo su entorno aparecía sombreado. Y, claro, pensé para mis adentros, mientras impresionaba el momento con la cámara de mi telefonillo:

"Mira qué majo, el sol, del que el Apocalipsis de San Juan nos dice que se sitúa a los pies de su Reina, estaba diciéndole adiós porque se iba a descansar después de haberse empleado a fondo con nosotros, otro día más. Y, por la tronera entre dos almenas de la torre del homenaje del castillo nuevo (S. XIV) de mi pueblo de Oropesa, antes de hundirse por Lisboa en la mar Oceana, estaba punteando con sus rayos de luz el rostro de la imagencica de la Virgen de Gracia que es venerada, formando un todo con el monumento a la Cruz.

Como lo vi en la tarde de ayer, te lo cuento y, de paso, aprovecho para enviarte mi daludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

16.8.2025. Sábado, (C. 2.316).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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