miércoles, 19 de septiembre de 2018

La Gervera de la Ventana


ESTAMPA CONVENTUAL.
LA GERVERA DE LA VENTANA.

- No se asustó, no. Qué va. Los estampidos de arcabuces y de mascletás que se colaban en el vetusto claustro del CONVENTO DE SAN JOSÉ y que iban de pared en pared rebotando como pelota en frontón vasco, no la amilanaron. Ella iba a lo suyo sin importarle lo más mínimo el jolgorio y la fiesta que se venía desarrollando por las calles del pueblo con motivo de las FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS EN HONOR DE LA VIRGEN DE GRACIA. Ella, la GERVERA, en lo alto, en el alfeizar de una de las ventanas del claustro alto, se estaba levantando. Los dos pedúnculos sostenían el crecimiento de un capullito, como una plaza de toros en pequeñito, encerrado en sí mismo que hoy, por ayer, se ha abierto de par en par para, por un lado, otear el medio y por otro, para que todo lo demás disfrute con la contemplación de un hecho que, en sí, es todo una fiesta, una maravilla. Pero la monta sin ánimo de minusvalorar el fiestón de los hombres que le piensan y tratan de conseguirle con  ruido, cuanto más atronador, ¡mejor! para lo que se sirven de  pólvora que encierran en carcasas y escopetones y la hacen estallar y de disfraces, eso sí, a cual más llamativo y bonito.
- La GERVERA, subida en el alfeizar de una ventana del claustro alto del CONVENTO DE SAN JOSÉ, nos ha preparado el milagro, la fiesta. Porque no me discutirás que contemplar semejante maravilla que pone a nuestra disposición la madre NATURALEZA, es una fiesta, fiesta, pero fiesta de las gordas, de las sonadas y no precisamente, a tiros, tracas o mascletás, sino que nos la ha traído sin trompetas ni alharacas, nos la ha preparado en el silencio, que, como ya te he dicho alguna otra vez, es donde tienen lugar los acontecimientos más grandiosos.
- Me puedes decir ¿qué es lo que existía antes de que lo que vemos comenzará a ser?   ¡Nada!, ¡Puro silencio! Y fue en esa situación cuando Dios tomó la iniciativa de hacernos a su semejanza ¡Qué cosas! y para que no nos faltara de nada fue y nos construyó todo un mundo para que nos moviéramos a gusto por él y de él nos sirviéramos para vivir.
- Pues así he visto yo el nacimiento, ayer, de la FLOR de la GERVERA en el alfeizar de una ventana del claustro alto del CONVENTO DE SAN JOSÉ: una maravilla, surgiendo, sin bombo y sin platillo, en el vetusto claustro del convento.

- Ellas te llevan hoy, todo hueco de contento, como una clueca, mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

19.8.2018. Miércoles. P. Alfonso Herrera, O. C.

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