jueves, 11 de octubre de 2018

Don Quijote Enlatado


ESTAMPA FORÁNEA.
DON QUIJOTE ENLATADO.
¡Pobre Don Quijote! Mira para lo que ha quedado, para adornar la entrada a un lugar público. Sujeto por la soldadura se sostiene, haciendo equilibrio, en el redondel de una tapa de bidoncico.  Y el artista presumirá de su obra, una obra en la que ha encerrado al personaje dentro de desechos de toda clase de hierros y hojalatas, principalmente de restos de aperos de labranza.
De esa guisa se encuentra con una figura muchísimo más triste que aquella que tenía en las andanzas de las que nos da cuenta Don Miguel de Cervantes y Saavedra en su inmortal obra "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha". Don Miguel nos le muestra montado en su flamante Rocinante repartiendo espadazos a diestro y siniestro y propinando lanzazos por aquí y por allí. Ninguna de sus hazañas le salía bien porque unas veces era apedreado, otras lanzado por los suelo y ocasión hubo que fue manteado pero ¡Estaba vivo!, no cuerdo, pero ¡VIVO!, mientras que un desconocido componedor de latas que se las da de artista, nos ha puesto al personaje más famoso de la literatura universal, encerrado y sujeto, sin movimiento, ¡sin vida! bajo ese montón de chatarra. ¡No hay derecho!
Cinco leguas faltaban para llegar a Tarancón, que es donde La Mancha empieza a dejar de serlo por esta parte, cuando me detuve para comer porque todavía faltaban otras veintidós para llegar a Madrid. Ya había parado en el mismo lugar otras veces para, según el caso, tomar un café o comer algo y, siempre, para estirar las piernas. Y como otras veces me quedé un momento contemplando la composición metálica que semejaba o quería semejar al famoso Hidalgo el de la "triste figura" que correteara muchos años atrás por estos pagos "desfaciendo" entuertos.
Nadie reparaba en él, ¡nadie!
Al toque para reponer fuerzas éramos bastantes los que nos habíamos dado cita en el restaurante Segóbriga y nadie de los que me precedían y nadie de los que pasaron a mi lado mientras yo miraba a lo que había venido a ser el bueno de Don Quijote, sin su montura y sin su fiel Sancho con su Rucio, le dedicaban una mirada.
A la izquierda la puerta que daba acceso al restaurante permanecía estático cual guardia de corp, triste, muy triste, porque le habían privado de sus correrías, EL INGENIOSO HIDALGO DON ALONSO QUIJANO, conocido como DON QUIJOTE DE LA MANCHA.

Tristillo va hoy a encontrarse contigo mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
11.10.2018. Jueves. P. Alfonso Herrera, O. C.

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