viernes, 19 de octubre de 2018

La Curiana



ESTAMPA FORÁNEA.
LA CURIANA.

Cuando salí del centro de salud de El Campello en el día de ayer, me habían medido el IRN para ver lo del sintrón, caminaba con dirección a la parte baja del pueblo, hacia el paseo marítimo o como digüen por aquí, hacia el Carrer de la Mar, la vi. Era una CURIANA Corría ligera LA CURIANA (así las llamábamos en mi pueblo y supongo que seguirán llamándolas, cuando, de pequeños, jugábamos con ellas provistos de un palito porque, como sabes, cuando están en peligro, unas glándulas que tienen en la parte trasera, segregan un líquido que te lanzan y que huele a "perros muertos". Había salido de un descampado y atravesaba la acera con dirección a la Avenida Germania en busca de desechos humanos en descomposición de ahí que los sesudos científicos las hayan nominado con el rimbombante nombre de "escarabajos de cementerio" y el bulgo diera en decir que así se llama porque son del color de la sotana que viste el cura (de Cura, todo negro...CURIANA).
No creo que tuviera hambre, pues venía de un terreno libre de edificación y con mucho desperdicio. Pienso que andaba de exploración. Llevaba mal camino porque la avenida, que tiene por nombre el del país de los teutones, es muy transitada por vehículos de toda clase y... el fin que la esperaba no era muy halagüeño que digamos.
 En esas elucubraciones estaba cuando se me encendió una lucecita dentro de la cabeza y la figura de mi padre quedó totalmente iluminada.
- "Mirad, nos dijo una vez que habíamos ido a la garganta de Madrigal de la Vera a pasar el día, y al levantar una piedra apareció un ciempiés, ¡un señor ciempiés! con un color oro precioso y un poco más largo que mi Huawei, ¡no lo toquéis! porque os morderá y es venenoso. No recuerdo si fui yo o mi hermano quien cogió un canto rodado para estampárselo encima y, mi padre, nos conminó
- "Ojo con hacerle daño. Tira esa piedra y deja que siga su camino. Tenéis que respetar la vida en todas sus manifestaciones".
Recuerdo que así ocurrió.
Había sido nuestro primer encuentro con una criatura preciosa, pero que podía hacernos daño.
Aquel día mi padre nos dió dos lecciones, una, el respeto por la naturaleza, por la VIDA y otra el cuidado que debemos tener para no ser víctimas de la insensatez.
Ayer la CURIANA me recordó  la enseñanza de mi padre que nos diera cuando éramos niños. Y, ayer, respeté y cuidé la naturaleza porque impedí que la CURIANA se metiera en la calle por donde corrían los vehículos donde, sin ningún género de dudas la hubieran aplastado, e hice que volviera al solar del que procedía donde no correría peligro alguno.

Recibe mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
19.10.2018. Viernes. Día mundial dedicado al CÁNCER DE MAMA.
P. Alfonso Herrera, O. C.

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