jueves, 21 de febrero de 2019

En el Hospital de Almansa


ESTAMPA FORÁNEA.
EN EL HOSPITAL DE ALMANSA...
No es un fantasma. No lo es porque no lleva encima una sábana blanca con dos agujeros por donde no se ven dos ojos sino dos cuevecitas negras, como negro debe ser el averno de donde proceden. No, no se trata de nada, tenuemente perceptible, que se haya escapado del más allá para darse una vueltecica por el más acá.
¡Qué va!,
¡Ni mucho menos!
Se trata de un profesional como la copa de un pino que, en una mañana fría de diciembre pasado bajó en su canastilla metálica sostenida por dos cables de acero. Al parecer le tocaba el turno de puesta de limpio a los cristales del despacho del capellán y a ello llegaba el oficial de limpieza desde los altos del edificio. Bajaba, como ves, dándole la espalda a la cristalera, posiblemente, contemplando cómo pasaba, a todo cisco, el Ave de Madrid a Alicante un poco más allá de la autovía de Levante y, cuando el veloz tren desapareció de su vista se volvió para llevar a cabo la faena. Pero... me vio y, con las mismas, accionó el mecanismo de subida y, supongo, que se largó con viento fresco, más frío que fresco, con los achiperres de la limpieza y, como el horario es el horario, presumo que reemprendería su quehacer pared de cristal adelante. Y ya no volvió. Los cristales del despacho quedaron ribeteados con los churretes de detritus que, aguas pasadas, habían dejado en ellos.
El Ave seguía pasando, pero no era lo mismo porque al hacerlo frente al despacho del capellán se echaba por encima una especie de velo blanco que no le quitaba velocidad, pero sí que le envolvía en una especie de neblina blanquecina que difuminaba a la máquina veloz de color blanco porque no han llegado ella, hasta el momento, los grafiteros.
Ayer me tocaba capellanía en el hospital de Almansa y, cuál no fue mi sorpresa, al contemplar una figura, que me era familiar, colgada al otro lado de los cristales que hacen de pared transparente para dejar la entrada libre al paso de la luz al vestíbulo de la entrada "B" del hospital y pensé, éste es aquel. Éste no es ni un fantasma, ni el Hombre Araña, ni Batman, ni Superman. Éste, con toda certeza, no se había escapado de los tebeos americanos. Éste que ves ahí abajo, es nuestro empleado de limpiezas que habiendo dado toda la vuelta al edificio sanitario en dos meses se encamina a golpe de cepillo y de balleta hacia la ventana del despacho del capellán para el que le quedan unos pocos metros.
Dentro de un día o dos ya se podrá ver pasar, a través de los ventanales acristalados del despacho del capellán, con toda nitidez, el Ave que baja de Madrid a Alicante o sube desde Alicante a Madrid, aunque sea como una flecha a 350 kms. por hora.

Sin impedimento alguno y a la velocidad del Ave, va a buscarte mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
21.2.2019. Jueves. P. Alfonso Herrera, O. C.

5 comentarios:

  1. Muy buenos días P. Alfonso, como siempre sus comentarios de todos los días nos informa de los trabajos de otras personas que con frío y todo están ahí dejando su huella de limpieza, que gracias a ser un gran observador nos lo cuenta también, le ánimo a seguir haciendo sus comentarios diarios, porque se que tiene mucho seguidores, aunque no se manifiesten. Que tenga un buen día.

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  2. Hoy le tocó el turno ,a los limpiadores del hospital,un trabajo como tantos digno de admiración.Tiene "su aquel" estar colgado como el "hombre araña".Pero no por eso pasó desapercibido a los ojos de usted,las caza al vuelo!!Me encanta el modo que tiene de darnos los buenos días,gracias y que sean excelentes para usted P.Alfonso.

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  3. Usted lo capta todo con su cámara . esta vez los dignos encargados de la limpieza del Hospital.Gracias por informarnos todos los días y también hecho. Buenos días P. Alfonso

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  4. Buenos días,P.Alfonso un poco tarde pero le doy mi saludo buen comuentario el de hoy desde el hospital de Almansa de informarnos de las limpieza de los cristales para poder ver bien gracias

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  5. Simpático comentario. ...gracioso. ...Bien por tiiiiiii Padre Alfonso. ...

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