La Obra de el Hombre

ESTAMPA CAUDETANA.
LA OBRA DE EL HOMBRE.

Para aquellos que no leéis o rezáis el libro de las horas de la Iglesia, os digo que  en el himno segundo de la hora sexta  hay una estrofa, la última, que dice: "Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte de haberle dado, un día, las llaves de la tierra".
Corren por las redes muchas noticias. Muchas de ellas falsas, las temidas fake news que no pretenden otra cosa que engañar o embaucar al personal. No tienen otro fin que el de desinformar, mantener in albis. Otras son de mera información que se ofrece al ciudadano para que interprete un hecho o un acontecimiento. Hay otras que aperciben al ser humano acerca de su propia actuación en el medio y llaman a una reflexión en profundidad. A estas últimas he querido referirme al traer, para nuestra reflexión, en el día de hoy, la última de las estrofas del Himno de sexta que hemos rezado en el coro al mediodía, antes de acceder al refectorio para comer.
¿Por qué os doy a conocer esa última estrofa del himno de sexta?
Porque, ayer, alguien me envió las declaraciones de un doctor japonés que había trabajado en Wuhan, en el laboratorio de experimentación vírica, junto a otros colegas chinos. Este doctor, Tasuko Honjo, afirma tajantemente que el  Kovid 19 es un producto de la actuación humana, que no es natural, cosa que se puede probar estudiando la franja geográfica en la que se está desarrollando, por desgracia, con mucha rapidez y no le es impedimento  ni el frío ni el calor.
Se nos había dicho que el calor  a partir de los 27 grados acababa con él. Este profesor nos dice que tanto en los lugares fríos como en los lugares calientes o templados tiene lugar la pandemia y en eso vasa su afirmación de que es fruto de la actuación humana. Tan seguro está de que es así, que pone a disposición, de quien sea, el título de Premio Nobel  con el que fue galardonado por su aportación científica.
Durante toda la tarde no me abandonó la reflexión sobre la relación existente entre la obra del ser humano, tremendamente perniciosa, el coronavirus es prueba de ello, y la obra salida de las manos de Dios.
Dios obró de forma maravillosa creando al hombre y dotándole de una riqueza inusitada,"LE DIO LAS LLAVES DE LA TIERRA" y el hombre utilizando esa riqueza, don de Dios, ha producido semejante engendro, según afirma el doctor japonés.
De Dios, el Ser bueno por excelencia, como te decía uno de estos días de atrás, no puede salir nada malo. Mientras que el hombre, tocado por el ángel maligno, por el diablo, puede producir, llevar a efecto, obras tremendas, monstruosas, como lo es ésta del Covid 19.
Y pedíamos en comunidad a Dios, también lo hacía toda la Iglesia a lo largo y ancho de este mundo, que no tenga en cuenta esta fechoría llevada a cabo por el ser humano: "QUE NO SE ARREPIENTA DE HABERLE DADO TANTO CONOCIMIENTO, TANTO PODER (LAS LLAVES DE LA TIERRA)"
El Papa Benito XVI  que, en una reunión tenida con científicos participantes en un congreso, llegados de todo el mundo a Roma (16.9.2006), les dijo, sin pelos en la lengua, que:
"todas las investigaciones que llevaran a cabo los científicos, deberían tener como fin el bien y el progreso de la humanidad superando la enfermedad y, cuando en el desarrollo de sus actividades científicas apareciera un atisbo que indicara la posibilidad de que supusiera algo dañino [la supresión de la vida ya existente o por nacer] para ese ser humano, deberían poner fin a esa investigación".

Pero ¿qué ocurre en este mundo de nuestros pecados? Pues que el hombre, obedeciendo a intereses espúreos (políticos, económicos y de cualquier índole) prosigue por el camino del mal y, así nos va.

La suposición del científico y profesor japonés nos viene a decir, en su afirmación, que sus colegas, con los que había trabajado cuatro años, fueron las primeras víctimas de su obra pues, al tratar de ponerse en comunicación con ellos, no lo logró. Lo que le hace pensar que están muertos.

El hombre ha entrado a saco en la maravillosa obra de Dios y la está emponzoñando de tal manera que la estamos quitando la capacidad de regeneración y, por ende, dañando el ámbito en el que peregrina la sociedad humana a lo largo del devenir de la historia y, sin miramiento alguno, estamos socavando el suelo que la sustenta. Ella, la naturaleza, en su desenvolvimiento y perfeccionamiento, genera situaciones que pueden ser conflictivas, dañinas, para su rey, para el hombre, como son los terremotos, maremotos, erupciones volcánicas o eventos atmosféricos que si producen algún mal, lo causan colateralmente y nunca como objetivo último, que inciden en el desenvolvimiento de la humanidad, en torno a la cual Dios quiso que girara todo.

Si el premio Nobel japonés tuviera razón tendríamos que aceptar que la pandemia a la que han dado en llamar coronavirus Covid 19, es una "puñalada trapera" a la NATURALEZA y que Dios creó para poner sobre ella, para que la cuidara y perfeccionara y de ella viviera bien, muy bien, al SER HUMANO, al que están masacrando con esa cosa que soltaron en la puerta de un laboratorio de la China profunda, en la ciudad de Wuhan

Por eso, el creyente, y esta comunidad religiosa carmelita que comparte la vida y la fe con las gentes de la Real Villa de Caudete, lo es, habla con quien sabe que la ama, según el decir de Santa Teresa de Jesús que definió a la oración así:
"hablar con quién sabemos nos ama"
para pedirle que no le retire al hombre los dones con que le enriqueció, pues eso quiere decir ENTREGADO LAS LLAVES DE LA TIERRA (DE LA NATURALEZA).

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
29.4.2020. Miércoles. Día 47 de confinamiento.

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.