sábado, 24 de octubre de 2020

La Palmera de San Antón

ESTAMPA CAUDETANA.
LA PALMERA DE SAN ANTÓN


No llegué a conocer la palmera que se levantaba erguida delante mismo de la puerta de la ermita de SAN ANTÓN con las palmas que se izaban al cielo con la fuerza de empuje del aflorar de la vida.
No, no llegué a conocer aquellas palmas que, tras subir hacia el cielo, como si estuvieran en actitud de orar, de encuentro con Dios, descendieron con el peso adquirido durante su crecer, formando, en torno al tronco que las sustentaba, una especie de agradable sombraje que, durante los tórridos veranos que se establecen en la Real Villa de Caudete, proporcionaban protección y sombra a quienes hasta allí se acercaran para saludar al Santo ermitaño e impetrar de él este o aquel favor.
Pero llegó un día  en que las esbeltas palmas, lejos de seguir proporcionando sombra desde su altura, se dejaron caer, indolentemente, sobre el tronco, que otrora les suministrara la savia portadora de la vida, muertecicas, porque ese decaimiento y la blancura de sus hojas lo gritaban y, no precisamente para ser objetos comerciales como las palmas de Elche que tienen un gran mercado cuando se acerca el Domingo de Ramos y, en esta Real Villa, de modo especial, porque el grupo parroquial de Los Neocatecumenales, las lucen por todo lo alto y con profusión.
No, LA PALMERA de San Antón no ha ofrendado sus palmas para que luzcan el Domingo de Ramos, LA PALMERA DE SAN ANTÓN se ha muerto junto con sus palmas porque un escarabajo, tan malísimo como bonito, tan pernicioso como el Covid 19, venidos ambos del oriente, de la China, ha roído su corazón. Y, al no bombear, savia, sangre, a sus palmas, ella y sus palmas, fenecieron al alimón. Se fueron.
Solo queda ese tronco enhiesto para indicar al devoto y al viandante que va o viene por el camino de La Encina, que ahí, delante de la puerta de la ermita de San Antón, durante muchos años, creció, camino del cielo, donde está ahora el Santo ermitaño, una guapa y esbelta PALMERA.
Desde la fachada, debajo de la espadañica de la ermita, donde una campanica llama, por enero, a devotos y agradecidos, a celebrar la FIESTA DE SAN ANTÓN ABAD, un reloj de sol parece que, a causa de la tristeza por la pérdida de su compañera, no tiene ánimos de seguir, al paso del sol, marcando las horas.
¡Pobre PALMERA! Aprovechando un descuido de los responsables, se subió el PICUDO a todo lo alto de LA PALMERA DE LA ERMITA DE SAN ANTÓN y allí hizo de las suya y, las suyas, no fueron otras que acabar con ella.

 
Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!#


24.10.2020. Sábado.  (C. 1060)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

 

3 comentarios:

  1. Fina Solera Rodriguez24 de octubre de 2020, 0:14

    Buenos días P. Alfonso. Malos tiempos corren entre la pandemia que nos afecta este año a las personas que nos lleva de cabeza a todos. Y las palmeras que por culpa del bicho llamado Picudo están sucumbiendo todas poco a poco. Esperemos que todo esto con la ayuda de Dios vaya alejándose de nosotros pronto. Buen sábado para todos .

    ResponderEliminar
  2. Muy buenos días, P. Alfonso, entre el Picudo y el corona virus estamos bien apañados, esperemos que todo se vaya solucionando lo antes posible, aunque parece que no pinta muy bien.Feliz fin de semana , con una hora más.

    ResponderEliminar
  3. Padre Alfonso, bonita redacción, pero el tronco ya va para un año que no está, porque no tenía función alguna una vez que la palmera enfermó y murió, tras no superarlo con el tratamiento preventivo que sus responsables le dieron.

    ResponderEliminar