lunes, 12 de abril de 2021

El Vigilante.

ESTAMPA CAUDETANA.
EL VIGILANTE.


Sabemos por experiencia cercana qué el último tramo de la autovía que va de Murcia a Valencia pasando por la Real Villa de Caudete fue adjudicada hace un par de años y las obras se están llevando a buen ritmo. Ayer por la tarde estaba libre de una ulterior celebración litúrgica y me dio por bajar a las 19,00 horas una bolsa de papeles al contenedor de reciclaje sito en la Plaza del Carmen. Después de haberlo depositado enderecé mis pasos por la calle San Antonio, antes del Arco, para enfilar, tras pasar por la plaza de San Cristóbal, la Avda. de Madrid, no por añoranza, sino porque ella me saca de la Villa. Quería, simplemente, estirar las piernas y ver cómo respondían mis huesos. Al otro lado de la carretera de Valencia tiré por el camino Viñales y me llegué hasta las obras de la autopista. Nunca había llegado tan lejos por ese camino, solo en una ocasión, al finalizar la misa en San Francisco, acerqué a una persona hasta su casa de campo donde la esperaba un hijo. Pero no llegué hasta las pistas de tenis. Ayer sí, ayer, paré delante de la puerta de entrada. Al fondo se veían las pistas y desde más acá de ellas se levantaba una alegre conversación cooparticipada por bastante gente. Seguramente estarían celebrando algún evento familiar y por mor de las distancias entre mesas impuesta por la normativa sanitaria exigidas por la pandemia, les era menester alzar las voces por lo que llegaban nítidamente hasta mí. Seguí adelante. Media docena de ñacos que, andando el tiempo, seguirán los pasos de nuestros grandes ciclistas, salieron dando pedales a sus bicicletas, de un camino lateral. Todos ellos iban con sus chichoneras perfectamente encasquetadas en sus cabecicas. Ellos y sus padres me dejaron atrás.
Llegué a las obras de la autovía  justo en el punto donde se está dando solución a la viabilidad al camino de los Viñales qué habrá de pasar por encima de los carriles de la autovía, que se  llevará a efecto mediante la construcción de un imponente puente. En este momento un bosque de barrotes sustentan el encofrado donde irán, no tardando mucho, los hierros y el cemento que salvarán el vano, de mucha luz, sobre la autovía.
Los niños y sus papás se estaban aproximando al puente del Palacio y hasta mí llegaban los grititos de se daban unos a otros desde lo alto de sus "cabalgaduras".
Me apoyé  en uno de los bloques de cemento que se emplean para separar unos carriles de otros en las medianas y leí la hora Nona en el libro de las Horas.
Concluida la oración, me alejé unos 100 mts. con dirección a Yecla para poder obtener una visión completa de aquel maremágnum de hierros que habrán de dejar, luego, el lugar a un flamante puente sobre la carretera. Ya volvía con la foto en la cámara oscura de mi telefonillo con la intención de seguir por la caja de la futura vía hasta el puente del Palacio, cuando se puso a mi altura una furgoneta. El conductor, un hombre, todavía joven, de raza gitana, al que supongo con autoridad suficiente, me dijo muy educadamente: "Señor, no se puede estar aquí, ¡Váyase!" Poder, poder, sí que se podía estar, la prueba es que yo estaba allí, y, eso, yo no debía hacerlo. Pero, claro, al llegar al ámbito de las obras no había ningún cartel que indicara prohibición alguna y como el camino estaba expedito sin ninguna valla que lo impidiera, me introduje en la caja de la carretera como lo habían hecho los ñacos y sus padres.
Tras apercibirme a mí, el celoso VIGILANTE, continuó viaje porque, en lontananza, venía, con dirección a nosotros, una mujer haciendo footing y, como hiciera conmigo EL VIGILANTE, hizo con ella, la echó de la caja de la futura autovía. Cuando me alcanzó, todavía se encontraba contrariada. "Tuve miedo", me dijo.
Otra vez estuve viendo los adelantos de las obras de la vía en construcción. Aquella vez fue allí donde se cruza con el camino de La Encina y también era fiesta pero el VIGILANTE no apareció.
Ahora sé que no debo meterme en la zona de obras. No lo haré.

 Recibe mi saludo, mis

         ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

12.2.2021. Lunes.  (C. 1.228)

P. Alfonso Herrera Serrano Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenos días , P Alfonso, buen paseo se dió usted ayer tarde , la verdad que la tarde invitaba a ello . Pero ahora ya sabe por dónde no se puede ir. Que termine bien el día de San Vicente y último de mona .

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