Las Planchadoras.

ESTAMPA CAUDETANA.

LAS PLANCHADORAS.

Antes de ayer por la mañana las Encontré en plena faena cuando después de haber despedido el cortejo fúnebre de Rosalía entré en la sacristía para quitarme las ropas  litúrgicas propias de una misa de difuntos por nuestra hermana extinta.

Sobre la mesa estaban volcadas Rosa y Antonia, cada una tiraba de un lado de un hermoso y gran mantel del altar de la parroquia de Santa Catalina. Candela empuñaba la plancha.

Estaban dejando el mantel listo, sin una arruga. Había que ver el arte que se daba Candela planchando las puntillas.

Tras darles los buenos días me puse a alabar, a ensalzar, la obra que estaban haciendo y no precisamente por la buena acción que desinteresadamente estaban llevando a cabo, que  también, sino que, precisamente, me refería al buen hacer de estas cuatro mujeres, bueno, Maruja se encontraba en el altar junto a Juan Doménech, el sacristán, disponiéndole para recibir en un instante el mantel que estaban terminando de planchar en la mesa de la sacristía, sus compañeras.

En esas estaba yo, piropeándolas a ellas cuando, Rosa, se dirigió a mí con un tono pícaro, de ritintin, que no acababa de ocultar, me dijo:

-"si quiere, aquí tiene la plancha" Y, yo, como alguien al que no le es ajeno eso de planchar, le dije: "No me pescaría de sorpresa, Rosa, porque has de saber que, en mi juventud, hice mucho ejercicio de brazo planchando las labores inigualables de la zona de mi tierra: manteles de doce, bordados o deshilados, de seis, servilletas, Tú y yos, juegos de sábanas, colchas, almohadones, juegos de baño. Todos ellos englobados   bajo el nombre genérico de  TRAPOS De forma universal son conocidos con el nombre del pueblo aledaño al mío, TRAPOS  de LAGARTERA: mantelerías de Lagartera, juegos de cama de Lagartera, juegos de baño de Lagartera, colchas de la Lagartera Pero no es sola y exclusivamente Lagartera el lugar donde se cosen, se bordan o se deshilan,  y le dije, la verdad sea dicha, que tales obras de arte,  pintadas y trabajadas por dedos ágiles de mujeres, también se llevan a efecto en mi pueblo y en muchos de los pueblos hasta cerca de la frontera de Portugal por el oeste, por el norte, hasta la falda del Sistema Central. A mi padre, que fue taxista, le requería sus servicios con suma frecuencia, una gran mujer lagarterana, la tía Eugenia, para que llevara por todos esos pueblos en su taxi repartiendo cortes de tela de hilo y recogiendo las obras de bordado y deshilado terminadas.  Y, en mí misma casa, mi madre, también se dedicaba a la noble empresa de los TRAPOS de la que obtenía buenos beneficios con los que ayudaba a sufragar el pago de los estudios de los hijos internos en colegios. Todavía conservo yo algunos TRAPITOS con dibujos para trasladar a las mantelerías, qué servían de muestra para hacer los manteles de 12 cubiertos de 6 cubiertos, los de té los tú y yos y las servilletas.  Mi pueblo tenía su propio ramo, el ramo de Oropesa, qué servía, en muchísimas ocasiones, para diferenciar las obras lagarteranas.

Sí, Rosa, soy una persona muy experimentada en eso del uso de la plancha. Buenas palizas me pegaba durante las vacaciones veraniegas en el planchero de un pariente lejano mío que me pagaba una minucia con la que podía proveerme de tabaco.

También te digo, Rosa, que desde que "colgué" la plancha no volví a cogerla más, jamás, ni siquiera para plancharme unas camisas,  ¡jamás! Pero eso no quita que deje de reconocer la excelente labor que estáis realizando y por lo que os manifiesto mi admiración.

No esperaba  Rosa mi respuesta a su pícara invitación y es que ,yo, antes de ser fraile, resulta que fui PLANCHADOR.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

4.6.2021. Viernes. (C. 1.273)

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.