ESTAMPA CAUDETANA.
LOS CONCURSOS.
"¡CINCUENTA Y OCHO PAELLAS!
¡Una pasada! Se nota que la gente tenía ganas de jolgorio, ha sido tanto el
tiempo durante el que se nos ha mantenido en inactividad festera que la gente
ha explotado, ¡CINCUENTA Y OCHO PAELLAS se cocieron el domingo!"
Un hombre, que acababa de entrar en la plaza por la Lonja, se dio de bruces, en
el centro de la misma, a la misma vera de la fuente allí existente, con otros
dos que a ella habían llegado por la calle Santísimo Sacramento. El hombre que
iba solo fue quien levantando la mano, lleno de gozo, manifestó su agrado y
contento por el exitazo que supuso el número de participantes en el concurso de
paellas de este año, ¡HAN PARTICIPADO CINCUENTA Y OCHO!, ¡MÁS QUE NUNCA! que se
llevó a efecto el domingo pasado como un acto más de la semana festera. En la
acera estábamos "charrando", en aquellos momentos, Paco "el
Fraile", Juan, "el Gato" y un servidor y, claro, asistimos al
encuentro de aquellos amigos y fue Juan, "el Gato", el que medió y
dijo
«y CINCUENTA GACHAMIGAS lo hicieron por la mañanica y otro montón participaron
en el tercero de los concursos, en el de AJO-ACEITE». Al oírlo, los tres
amigos volvieron la cara para indagar con la mirada a aquel que había
intervenido uniéndoseles. Juan, "el Gato" levantó su mano
saludándolos.
A lo que sentenció Paco, "el Fraile",
«Natural, nos han tenido tanto tiempo sin permitirnos, ni tanto así, la
celebración de la fiesta que la gente se ha lanzado ciega, como toro al albero
de la plaza, al esparcimiento y a la celebración festiva aprovechando los
tradicionales concursos propios de la Real Villa de Caudete».
Y es que, cosa comprensible, cada caudetano tiene discurriendo por sus
venas un fortísimo componente festivo que, a las primeras de cambio, aparece al
exterior como un chorreón que lo impregna todo de una alegre y llamativa
coloración festiva.
Y, sí, el domingo pasado, como antes de la pandemia, volvieron a llenarse los
alrededores del santuario de la Madre y Patrona, la Virgen de Gracia, de
lumbres y trípodes sobre los que adquirían protagonismo sartenes y
paelleras.
Juan Belmar me había dicho por la mañana:
«El domingo no encendí el fogón en casa porque, por la mañana, desayuné
gachamiga y, al medio día, comí paella de los concursos».
Ciertamente, aquí, en Caudete, la mañana del domingo fue toda una explosión
festiva y las gentes de la Villa, en gran número, se llegaron hasta los
alrededores del santuario de la Madre para disfrutar, para pasar un rato a lo
grande, al amor de las lumbres que fundían, mezclándolos, los sabores que daban
entidad a platos tan de este Real Sitio.
¡¡¡VIVA LA FIESTA!!!
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
18.3.2022. Viernes. (C. 1.474)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
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