ESTAMPA CAUDETANA.
LA PROCESIÓN DEL SILENCIO.
Me situé en un lugar adecuado de la Plaza de Ntra. Sra. la Virgen del Carmen
para ver pasar la Procesión del SILENCIO.
Las nubes que, en la noche anterior imposibilitó el traslado de las imágenes
hasta la parroquia de Santa Catalina, no se presentaron para aguar la noche y
la procesión largamente esperada.
En la noche de ayer, a las 22,30 horas echó a andar la PROCESIÓN del SILENCIO.
Procesionaba únicamente la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Gran
Misericordia pero, delante de ella lo hacían, en silencio sepulcral,
La hermandad Nuestra Señora de los Dolores,
La cofradía Santísimo Cristo de la Caída,
La Cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía,
La Cofradía Nuestra Señora dolorosa y Virgen de la Piedad, La cofradía Cristo
de la Juventud,
La Cofradía del Santo Sepulcro y La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Gran
Misericordia.
Precedían a la sagrada imagen, como si se tratara del mismo Jesucristo en carne
y hueso un destacamento ataviado con la indumentaria de los soldados romanos,
con su jefe al mando, remedando aquella situación en la que Jesús fue conducido
al suplicio por el piquete romano encargado de la ejecución.
un gran número de penitentes llevaban a cuestas una cruz. En el triste suelo
del camino encontraron ellos el Cirineo que les aligeraba, un tanto, el peso
del madero
Una hora había tardado la procesión en presentarse en la Plaza de Ntra. Señora
de El Carmen desde que saliera por la puerta de la parroquia de Santa Catalina
bajando por la calle del Dean Martínez hasta la Avenida de la Virgen de Gracia
por la que subieron hasta la Lonja para dirigirse la comitiva por la calle
Mayor. Y, sí, eso tardo, una hora en andar todo el itinerario de costumbre
hasta desembocar en la Plaza para, seguidamente, entrar por la calle del Arco y
tirar por la de Santa Bárbara para dejarse caer por la calle Abadía hasta la
arcada de la Lonja por dónde se iba a introducir en la plaza de la Iglesia para
concluir el itinerario en la misma Iglesia de Santa Catalina.
No había mucha gente en la Plaza de Ntra Señora del Carmen.
El silencio era total. Casi constantemente, una carraca dejaba caer sobre la
plaza, desde la ventana de un alto edificio, su ronco sonido, y, de
cuando en cuando, el graznido imperioso de una oca que llamaba de una
manera tan estridente al compañero que había dejado de existir durante la tarde
cuándo fue atacado por un animalico no educado correctamente. Era tan potente
el graznido que se elevaba por encima de las tapias y del tejado de la
iglesia del convento de San José (El Carmen) y atravesaba , perforándolo, el
silencio reinante en toda la plaza de Nuestra Señora del Carmen como si
fuera un rayo sin luz, pero preñado de un dolor angustioso. Posiblemente
feneció el macho, todo él blanquito, como Copito de Nieve, por defenderla a
ella de ser atacada por el cánido que, presa de su instinto cazador, se lanza
sobre los emplumados a los que fulmina con sus finos dientes.
Siete minutos pasaban de las 11,30 cuando la Sagrada Imagen de Nuestro Padre
Jesús de la Gran Misericordia emprendía la subida de la calle Santa Bárbara.
La carraca acompañaba a la procesión dejando caer sobre ella y sobre la Plaza
de Ntra. Sra. la Virgen del Carmen, su ronroneo de madera.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
15.4.2022. VIERNES SANTO. (C. 1.493)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
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