ESTAMPA CAUDETANA.
LAS FLORES DE LOS LILOS DE SAN FRANCISCO.
La parroquia de San Francisco, con asiento en esta Real
Villa de Caudete, tiene un jardincico delante de cada una de las casas que, en
su tiempo, estuvieron dedicadas a viviendas del párroco y del sacristán y que,
al ser adjudicada la parroquia de San Francisco a los frailes Carmelitas
del convento de San José el año 1972, no se vienen utilizando desde entonces,
salvo para emplearlas, a una de ellas, la del sacristán para dar catequesis a
los niños, y, la otra, la que ocupara el párroco y que, ahora mismo, con
el tejado arrumbado, amenazando ruina, se ha venido utilizando por los miembros
de la Cofradía del "Cristo de la Juventud" para guardar los elementos
que emplean en las procesiones en Semana Santa.
Pues bien, me voy a servir hoy del jardincico que crece
delante de la que fuera casa del sacristán porque que, a causa del agua caída
este tiempo de atrás, el jardín parece un bosquecillo aunque, entre esa
confusión de plantas que surgen alegres y contentas lo hacen también 2 lilos,
uno pegadito a la puerta y el otro, por el contrario, situado junto a la verja
que separa la propiedad de la calle pública. Sí en él crecen dos lilos que, al
día de hoy, están plagaditos de guapos y hermosos florones, racimos, con
infinidad de florecicas del color lila, que da nombre al árbol.
Cuando hace calma chicha es una gozada porque el perfume que
producen esos miles y miles de florecicas agrupadas en grande racimos invaden
todo el entorno llenándolo de suave fragancia y, a muchos metros antes de llegar
a la cancela de la parroquia, nuestras papilas olfativas detectan el olor tan
estupendo y agradable que emanan y que le sumerge a uno en un estado de fruición
difícil de imaginar. Y, a quienes no han tenido al alcance la maravillosa
experiencia de inhalar semejante perfume que han tratado de copiar en el
laboratorio con un resultado que dista muchísimo de parecerse a la fragancia de
la que disfruta el vecindario y de quienes se acercan a la parroquia o a sus
inmediaciones, que haga el favor de darse un paseíco para disfrutar a lo
grande.
Cierra un momento los ojos y dale rienda suelta a tus
recuerdos, y si no los tienes, libera tu imaginación y disfruta.
Y es que ¡Cómo es el Buen Dios! Bien puede decirse de la
flor del lilo lo mismo que Jesús dijo del lirio del campo “... ¿Por qué
os afanáis? Mirad los lirios del campo, no trabajan ni hilan; pero os digo, que
ni aún Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos Y si la
hierba del campo que hoy es, y mañana se echa al horno, Dios la viste así, ¿no
os hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?” (Mt. 6, 28-30)
Siempre queriendo hacernos bien. Siempre procurando que no
nos falte de nada. Siempre poniendo a nuestro alcance, para nuestro disfrute
algo tan maravillosos como son las olorosas flores de los árboles lilos, unas
plantas que, llenitas de flores, nos hacen la vida agradabilísima, como les
acontece a quienes van a la parroquia de San Francisco, el de las florecillas,
el de Asís o a quienes viven o transitan por la calle al Santo dedicada y por
Santa Inés.
Recibe hoy mi saludo inmerso en la fragancia inigualable de
los tilos del jardincico de la parroquia de San Francisco, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
12.5.2022. Jueves. (C. 1.511)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
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