sábado, 15 de octubre de 2022

Mi Huerta.

ESTAMPA CAUDETANA.

MI HUERTA.

(En lo que ha venido a ser una hermosa tomatera)

(Guindillera en todo se esplendor)

Yo tengo una huerta “por todo lo alto”, pero no vayas a creer que la tengo en el corralón, pues en él no existe un lugar defendido del perro donde, en unos surcos labrados con una de esas mulas mecánicas que venden en los establecimientos del ramo, crezcan hortalizas ¡Qué más quisiera yo! ¡Ni mucho menos! No te lo creas. Mi Huerta crece “en todo lo alto”. Sí, en las jardineras de los alféizares de las ventanas del claustro alto de este convento de San José, al que llaman El Carmen. Allí crecen los pimientos picantes o guindilleras y los tomates, también crecieron calabacines pero, ya, no.

Resulta que, en una gran superficie que tienen construida una multinacional alemana en Almansa, regalaban, por cierta cantidad de gasto, un sobrecito con semillas y unos vasitos hechos con materia orgánica que contenían, a su vez, abono apto para el cultivo y yo, ni corto ni perezoso, saqué de los sobres las semillas y las introduje en los vasitos y, una vez preparados, los enterré en las jardineras mencionadas anteriormente siguiendo las indicaciones que venían con las semillas y, a su tiempo, algunas de éstas germinaron y echaron a crecer. Sólo me quedé con las tomateras porque las guindillas habían nacido de semillas que yo había sembrado con anterioridad, en ocho jardineras.

Estas y las tomateras crecieron a base de bien porque allí donde echaron sus raíces tenía yo dispuesto el terreno bien abonado

Las tomateras, muy guapas ellas, crecieron llenando las ventanas pero en un momento determinado empezaron, unas, a perder las hojas de modo y manera que se quedaron sola y exclusivamente en un tronquito como el que ves en la fotografía del que cuelga un único tomatico y, otras, por la envergadura que alcanzaron, se vinieron abajo arrastradas por el peso alcanzado.

Reconozco que las tomateras de mi "huerta" fracasaron estrepitosamente. Eso sí, quedó un tomatito para muestra.

Las guindilleras, por el contrario, crecieron y crecieron y, desde que comenzaron a florecer, han venido dándome pequeños pimienticos que hacen honor a la especie y, añadidos a ciertas comidas, dan su do de pecho. Hasta la fecha puedo decirte que he cosechado más de tres centenares y siguen, todavía, en plena producción.

Ellos te llevan hoy, mi saludo (pero no te preocupes porque el WhatsApp, todavía, no traslada sabores), mis

         ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

15.10.2022. Sábado. (C. 1.585)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

2 comentarios: