ESTAMPA CAUDETANA.
DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA
LA MUJER
Ayer se cumplieron los sesenta y dos años de aquel crimen
luctuoso que fue cometido sobre tres hermanas por la policía secreta de
Trujillo, el dictador dominicano, fueron las hermanas Patricia, Minerva y María
Teresa Marabal porque, al parecer, eran activistas opositoras contestatarias al
régimen que tenía vigencia en La Española, nombre con el que bautizó Colón a la
tierra que él descubriera y pisara, en primer lugar, en octubre de 1492 y
que hoy conocemos como Santo Domingo. De aquí que, a la hora de señalar el día
Internacional contra la ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER, se
decidieron por el 25 de noviembre, aniversario de aquellos asesinatos
reprobables.
Ayer, cuando volvía a casa tras la celebración de la
Eucaristía en honor de Santa Catalina en la parroquia de la que es titular y,
por ello, lleva su nombre, en el día de su fiesta, me encontré, aunque el
tiempo no acompañaba porque por todas las calles afluían a la Plaza de Ntra.
Sra. de El Carmen, unos aires gélidos que cortaban la piel y se introducían
hasta los huesos, con una manifestación. Un grupo de gentes de distintos sexos
y condición estaban llevando a cabo un acto de recuerdo, al tiempo que de
repulsa, contra la violencia ejercida con la mujer centrada, principalmente, en
las muertes acaecidas a lo largo del año transcurrido entre el 25 de noviembre
de 2021 y el de 2022. Ya celebraron un acto semejante el año pasado, si bien,
entonces, las fotografías y los nombres de las mujeres que habían padecido la
violencia por parte de su marido o pareja las habían sembrado, como semilla que
busca germinar, en distintos lugares de la Real Villa de Caudete. En esta
ocasión, no, por lo menos yo no las vi. Ayer lo prepararon todo en la misma
plaza de Nuestra Señora del Carmen y tras su presentación, a la que no asistir
por no haber llegado a tiempo, fueron leyendo el nombre así, como las
circunstancias de la muerte, de todas aquellas mujeres que este año han sufrido
la violencia por parte de aquellos con quienes compartían su vida. Eran leídos
por gentes de toda condición, personas mayores, niños, jóvenes, de ambos sexos,
tras lo cual depositaban un clavel blanco
delante de lo que, a mí, me pareció ser una especie de
puerta o ventana abierta, de par en par, con un fondo difuso, algo así como una
cortina o paño, como si nos estuvieran dando a entender que, a las que habían
sufrido violencia, les hacían el presente de un blanco clavel, porque
"los que se mueren (o son matados), nos dirá San Juan Pablo II, no se van
de con nosotros definitivamente, sino que se quedan con nosotros, de otra
manera" y, a mí, me recordó aquella súplica que hacía San Juan de la Cruz
a Dios cuando se encontraba en profunda contemplación: "rompe Señor esté
paño para poder contemplarte como Tú eres", o como nos lo transmitían San
Juan Evangelista y San Pablo: "A Dios, lo vemos ahora como por espejo,
oscuramente. Luego lo veremos cara a cara" (1Cor. 13,12) o, como
dice San Juan en el Apocalipsis (15,2) " ahora contemplamos el cielo como
de un mar de cristal mezclado de fuego, translúcido"
Aunque el tiempo no acompañaba, fue un momento entrañable de
recuerdo a aquellas mujeres que habían sido echadas al otro lado de la vida por
medios violentos llevados a cabo por personas "enfermas", como dijo
en un “speech” improvisado, un hombre, todavía joven, tras leer el nombre de
una mujer asesinada y antes de depositar el clavel blanco delante de la puerta
o ventana abierta al más allá.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.11.2022. Sábado. (C. 1.615)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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