sábado, 7 de octubre de 2023

Las Gaviotas.

LAS GAVIOTAS.

Aunque el título de este escrito nos habla de esas aves marinas, de las GAVIOTAS, nada tiene que ver con aquella obra fabulosa que escribiera el escritor americano Richard Bach y que me tocó exponer y comentar en el aula de Literatura de la Universidad cántabra en la década de los ochenta y que todavía guardo en mis recuerdos de aquello que expuse a mis condiscípulos acerca del mensaje que yo había captado durante la lectura del libro que llevaba por título: Juan Salvador Gaviota. El hilo conductor era el esfuerzo de aquel pájaro, que representaba al ser humano, que no quería perderse en la masa, sino sobresalir de entre toda aquella bandada  elevándose, como lo hace un cohete espacial, por encima de sus congéneres cosa que, a base de muchísimo esfuerzo, lo lograría.

No, no me refiero a aquel libro que me tocó estudiar y exponer en un aula de la Universidad cántabra, me voy a referir a otra bandada de esas aves que vengo viendo cada tarde cuando estoy a punto de concluir mi recorrido  por el Paseo de Pescadores . Allí se encuentran apaciblemente dejándose mecer y levantar por el ir y venir de las tranquilas olas de un mar, todavía muy caliente, que acceden a su encuentro con las finas  arenas de la playa y, luego, se retiran de ella con la misma suavidad con que se acercaron. 

Tranquilas, muy tranquilas, se encuentran sin temor alguno a los bañistas que se les acercan bastante, hasta donde ellas descansan esperando a levantar vuelo para ir a reunirse en  las techumbres de los edificios más altos para pasar la noche sobre una de sus patas palmípedas, con las congéneres más avanzadas que ya lo habían hecho acaparando los lugares más apreciados. O, acaso, permanecerán en ese lugar, siempre el mismo, a pasar la noche, cosa que di en pensar porque estas aves graznaban estridentemente apercibiendo a todo bicho viviente que, el lugar donde ellas se encuentran reunidas, agrupadas, es de "su propiedad" y no consienten la presencia de otros animales volátiles o no.

Ellas, tras abrir las membranas que defienden sus ojos y al levantar el vuelo por un cielo que anuncia la presencia de un sol de otoño que no termina de flojear en su imponente fuerza, te llevan mi saludo, mis

¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

7. 10. 2023. Sábado. (1692)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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