lunes, 11 de diciembre de 2023

Tiempo de Cortesía.

ESTAMPA CAUDETANA.

TIEMPO DE CORTESÍA

(así de guapa estaba la Patrona, la Virgen de Gracia, ayer por la tarde. Vestidica con el hato verde de la Esperanza, de espera del gran acontecimiento de la Navidad del Señor, Su hijo)

(Un devoto o devota le ofrendó el tiestecico de Kalanchoe Florido dejándoselo sobre una "roña" de pino -así lo llaman en Segovia-  para que la humedad no hiciera de las suyas).                       

Es proverbial en esta Real Villa de Caudete que los hechos y acontecimientos programados con anterioridad no den comienzo a la hora establecida. Siempre se concede un TIEMPO DE CORTESÍA, salvo en una ocasión que no es otra que aquella en la que la sagrada imagen de la Patrona, la Virgen de Gracia, precedida por las imágenes de San Roque y del copatrón San Blas salen del santuario para procesionar hasta la iglesia de Santa Catalina donde permanecerán durante todo el tiempo de las fiestas patronales de Moros y Cristianos, en su honor. Solo en esta ocasión el acontecimiento largamente esperado por las gentes del lugar arranca a la hora en punto. Tiene lugar cada siete de septiembre a las siete de la mañana "El día 7 a las 7". Hay por ahí una leyenda que, seguramente tendrá visos de verdad, que nos trae desde tiempos antiguos un hecho chusco puesto que, al parecer, el clero de entonces, por lo que fuera, llegó tarde a ese momento, siempre respetado de las siete de la mañana y el señor alcalde que ostentaba el bastón de mando en aquel tiempo, y que provenía de las filas de la milicia, luciendo los galones de su autoridad, afirmó a voz en grito: ¡"la Virgen sale, o no sale"!. ¡Y la Virgen salió! Presumo yo que, el clero, apesadumbrado por el fallo habido se uniría al cortejo, ya en movimiento, con la cabeza baja, no tanto por respeto y devoción, cuanto por frustración porque la vara del alcalde fue blandida en un acto religioso, eso sí social, pero religioso.

Pues bien en el día de ayer el retraso aconteció también porque, la puerta del santuario se encontraba abierta cuando yo llegué hasta allí, me habían dado un TIEMPO DE CORTESÍA. 

Bien claro lo especifica la Ilustre Mayordomía en un cartel anunciador pegado a la puerta  "EL TEMPLO SE CIERRA A LAS 18,00 HORAS" y bien conocido lo tenía yo puesto que en aquellas tardes de domingo en que libro de cualquier otra actividad litúrgica, siempre, suelo bajar, después de cerrar el Manifiesto en la iglesia del monasterio de las Madres Carmelitas de clausura, hasta el santuario, dando un paseíco. Y siempre, me encontraba con la puerta cerrada a cal y canto. De modo y manera que el ratico que pasaba allí con Ellos, con la Virgen de Gracia y con su Hijo, Jesús Sacramentado, lo hacía sentado en la bancada de piedra que bordea el lugar santo.

Ayer, no, ayer cuando llegué hasta allí, pasadas las 18,30 horas, la puerta estaba abierta de par en par y, aunque la tarde no era muy desapacible, uno podía quedarse pajarito por la humedad y el helor que caía sobre el predio, si permanecía inmóvil durante algún tiempo.  Me metí en la iglesia y, allí, en un banco estuve solo, mejor dicho, solo, solo,  no lo estuve, estuve con Ellos, con Jesús Sacramentado y con Nuestra Madre y Patrona, la Virgen de Gracia.

Durante el tiempo que permanecí allí rezando Vísperas de la liturgia de las horas y reflexionando sobre el Adviento, tiempo de compromiso y actividad para preparar la venida del Señor, nadie se acercó, nadie rompió el silencio, nadie interrumpió mis reflexiones. Solo yo estuve envuelto en la penumbra del lugar.

Me llamó la atención un tiestecico en el que crecía una planta de kalanchoe florecida

obsequio, sin duda alguna, de un devoto o devota, que me había precedido, en la tarde de ayer, en la visita a la Madre.  Lo había dejado encima de una roña de pino (así lo llaman en Segovia) para prevenir los daños que pudiera producir la humedad del compost donde crecía la planta.  En la foto que te adjunto dejo constancia del hecho.

Ya habían dado las 19,00 horas cuando me despedí y salí del lugar sagrado para emprender el camino de vuelta a casa. Pocas eran las gentes que iban paseando, de un lado a otro, por la acera y ninguna de ellas atravesaba la carretera por el paso de peatones para detenerse y saludar a la Madre y al Hijo.

A aquellas horas de la tarde-noche, el silencio lo envolvía todo y un montón de lucecicas estaban sembradas en la oscuridad reinante sobre toda la villa.  En el camino de vuelta una preocupación rondaba mi cabeza:¿"se acordará el responsable de cerrar la puerta"? para prevenir una actuación vandálica como la que se hizo con una de las papeleras que se alza en el lugarcico donde crecen unas moreras, plantadas recientemente, que han venido a llenar el vacío que dejó el pinar centenario que allí existía y que, según creo, fue fulminado por el temor a que cualquiera de las ramas, al desgajarse, causará daños en la techumbre de la iglesia o de la casa del santero o, en su caso, un ventarrón de esos que corren con mucha fuerza por este valle, donde encontró acomodo la Villa caudetana, los arrancara de raíz causando grandes destrozos.

Recibe mi saludo, mis

¡¡!BUENOS DÍAS!!!

11.12.2023. Lunes. (C.1.745)

Esperanza, de un espera del gran acontecimiento de la Navidad del Señor, Su hijo)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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