ESTAMPA CAUDETANA.
LOS FÓSILES DE LA PARROQUIA DE SAN FRANCISCO.
La parroquia de San Francisco es la iglesia más nueva de cuantos lugares de culto existen en la Real Villa de Caudete, salvo el del monasterio de las Madres Carmelitas de Clausura que echó a andar un poco después, con la fundación del monasterio. Tiene 114 años. Fue inaugurada el año 1910. Formaba parte de un macro proyecto de construcción de todo un barrio nuevo al otro lado de la carretera general de Murcia a Valencia, pensado por el prócer de la villa, Conde de San Carlos, don Paco Albalat Navajas; y llevado a efecto por Juan Arellano, constructor. La Iglesia iba a ser dedicada a un doble fin: el primero, para que sirviera de capilla a un gran orfelinato a construir aledaño a ella y, en segundo lugar, para que fuera el mausoleo del prócer y de su familia (hoy descansan, en ella, él y su esposa Èléne, Condesa de Foix).
Pasó el tiempo y, con él, se llevó al prócer el año 1916 a causa de una pulmonía que le sobrevino al meterse en una acequia para solucionar un problema de atasco y el proyecto quedó inconcluso, el orfelinato no llegó a terminarse.
Es una iglesita modernista muy guapa. En ella celebré mi primera misa al llegar a esta Villa el 31 de julio de 2017.
Desde el primer momento de mi llegada me llamaron la atención la cantidad de fósiles que asoman su carita desde las columnas existentes a la entrada y, aclaro, comencé a rebobinar mi tiempo hasta llegar a los estudios de bachiller cursados en el castillo de San Servando de Toledo que fue reconstruido para albergar, en sus primeros años, desde 1958 en adelante, un colegio en régimen de internado. Hasta entonces me remonté porque fue allí donde al estudiar la Prehistoria, más concretamente las eras geológicas, podía encontrar el origen de esos fósiles que se asoman desde las columnas y que tanto me llamaban la atención. No ha habido día, de los que se me asignaba presidir la liturgia en dicha parroquia, que no haya pasado la yema de mis dedos sobre la superficie pulida de nácar de aquellas conchas que albergaron hace la friolera de seiscientos millones de años a unos moluscos no muy lejanos de aquellos otros seres que echaron a andar, vivos, sobre el planeta.
Entonces llegué a saber que el mundo tenía más agua que continentes y un océano inmenso se extendía desde el oriente a occidente que se llamó Paleotetis al que, los subsiguientes movimientos de las placas tectónica de la tierra, fue reduciendo las dimensiones de ese océano y, el resultante, a su vez, redujo más esas dimensiones quedando reducido a la zona
sobre la que hoy emerge de las aguas, la península Ibérica y gran parte de Europa, el mar Tetis.
Estamos moviéndonos en lo que en mi tiempo se conocía como Era Primaria, época de los seres vivos de concha y con exoesqueletos que llegaría hasta la aparición de los dinosaurios, hasta más acá del período Carbonífero, hasta el Cámbrico con el que finalizaría la Era Secundaria, unos 300 millones de años en total(*).
Todos estos recuerdos míos de aquella época de estudiante de Bachiller en el Castillo de San Servando de Toledo, para decirte que, si la parroquia de San Francisco de Asís de esta Villa es la más jovencita de todos los lugares de culto, tiene, sin embargo, las piedras más antiguas porque se generaron en el fondo de aquel mar Tetis donde se fueron formando los estratos con los sedimentos marinos entre los que se depositaron tantos y tantos moluscos y otros seres que cubrían su cuerpo con caparazones óseos y que los movimientos tectónicos levantaron desde los fondos hasta conformar las cordilleras, algunas, las de la Era Primaria, ya redondeadas por la erosión llevada a cabo por los elementos atmosféricos a lo largo de millones de años. Erosión que también se nota en el basamento de las columnas
desde donde nos "miran" moluscos con 600 millones de años. Quiera Dios que esa labor de zapa que están llevando a cabo los elementos atmosféricos no acelere la erosión, incansable en su proceso de destrucción, y puedan contar los habitantes de esta Villa con tales vestigios durante mucho tiempo más.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
27.2.2024. Martes. (C. 1.818).
(*) Hoy, los alumnos no se encuentran en sus libros de Prehistoria con los nombres con los que se nos daban a conocer a nosotros aquellos períodos del "año del cuplé", las Eras y sus períodos, porque han quedado ya estratificados en aquel segmento temporal, obsoletos. Hoy se les dan nombres como "PALEOZOICO [la vida más antigua, la primigenia] Y MESOZOICO..." con sus respectivos períodos que no suelen coincidir "a pies juntillas" con los que yo estudié.
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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