viernes, 15 de marzo de 2024

Subsanando olvidos.

ESTAMPA CAUDETANA.

SUBSANANDO OLVIDOS.

El pasado sábado te daba noticia en mis “Buenos Días” del BESAMANOS que tuvo lugar en la parroquia de Santa Catalina de este lugar de la Real Villa de Caudete con motivo de la celebración de LAS BODAS DE DIAMANTE de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Gran Misericordia, acontecimiento litúrgico festivo que presidió el Coadjutor, natural de la Villa, P. Antonio Graciá Albero, carmelita.

En aquella ocasión no te daba ninguna información acerca de la Cofradía, como sí hiciera el año pasado cuando celebró, la misma efemérides, la Cofradía del Cristo de la Agonía. 

Tal ausencia de noticias acerca del hecho le fue notoria a mi asiduo lector Francisco Cantos Albertos, conocido como “el Nieto de Bienvenido”, razón por la cual se dirigió a mí con una serie de mensajes poniéndome al cabo de lo concerniente a la Cofradía de NUESTRO PADRE JESÚS DE LA GRAN MISERICORDIA y, por él, he llegado a saber que esta cofradía fue puesta en marcha, creada, por don Julián Huesca Bañón (1) en el año 1948.

Don Julián, fue un señor muy preparado, había cursado estudios de Filosofía, teología y lenguas griega y latina era el dueño y director de una academia que llevaba adelante  con maestros bien preparados,  en tiempos revueltos como fueron los que precedieron a la guerra civil española, a lo largo de ella y con posterioridad a la misma, fue el “Alma mater” de la recuperación de la gran Semana Santa Caudetana.

Don Julián Huesca Bañón, a la hora de poner en marcha la Cofradía, encontró una colaboración entusiasta e imprescindible en los hermanos Luis y Eduardo Izquierdo Graciá, y en Joaquín Gil Delicado y, luego, posteriormente, en los años 70, colaboraron, de modo especial, Antonio Sánchez, “el Chuchi” y Joaquín Agulló Milán “el Chato”, con los familiares de éste, entre otros.

Al parecer, esta Cofradía nació sin una imagen con la que identificarse por lo que, poco después, en 1954, se hace el encargo al escultor de la Villa, Miguel Bañón Díaz que esculpiera la cabeza, las manos y los pies para una imagen “de vestir”, es decir, sin cuerpo tallado por lo que es menester vestirla con túnica o capa. Para llevar a efecto el encargo empleó el escultor la madera de ciprés que le había sobrado tras haber esculpido la talla de la Virgen de Gracia que vino a ocupar el lugar que dejara la anterior al ser consumida por las llamas el 22 de julio de 1936.

El recorrido que hacía esta imagen en la procesión de la noche del Jueves Santo, la procesión del silencio, hasta los años 70 del siglo pasado, era más larga que la que se lleva a efecto en nuestros tiempos.

Entonces salía de Santa Catalina e iba haciendo el recorrido establecido hasta llegar a la calle de Santa Ana pues, en lugar de bajar hacia la calle de Las Parras, hoy Abadía, subía hasta la calle de San Joaquín, tiraba por la calle de San Elías para bajar por la calle del Ángel y, por ésta, a la de las Parras, para llegar a la Lonja y entrar a la Plaza de la Iglesia y desde esta concluir en Santa Catalina.

(Testimonio gráfico de la procesión en los años previos a 1970 cuando la Sagrada imagen procesionaba en andas a hombros de cofrades porteadores)

Es de destacar que, Eduardo Izquierdo Graciá, por los años 70 se hizo con una carroza que arregló y la dotó de los faroles que él mismo confeccionó con sus propias manos, pues tenía grandes dotes de herrero y soldador y que, aún hoy, cincuenta años después, siguen suministrando la luz al paso.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

15.3.2024. Viernes. (C.1.836)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

 (1) Don Julián Huesca Bañón fue quien salvó de la quema llevada a efecto aquel 22 de julio de 1936 por los exaltados y animados por las nuevas ínfulas antirreligiosas e iconoclastas promovidas por el Gobierno de la Nación de entonces, la imagencica del NIÑO JESÚS, obra del murciano Roque López, discípulo y heredero de Salzillo, para lo cual lo disfrazó de Bailadora y lo mantuvo a la vista de todo el mundo durante todo el conflicto.

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