ESTAMPA CAUDETANA.
MÁS QUE UN RIEGO.
Le tengo oído al Padre Ángel que cuando la Copa de la fuente, que luce guapa en el centro mismo del claustro donde se levanta la columnata Barroco-Toscana del convento de San José (El Carmen), se llena hasta los bordes nos indica que el agua caída es igual o superior a un riego, (40 litros).
Sin duda alguna, la lluvia que ha caído durante algunos ratos de estos tres días de atrás ha superado con creces la capacidad de la Copa de la fuente ya que, como también nos informa el P. Ángel, han caído sobre la Villa más de cien litros aunque por el extrarradio han sído muchos más, según nos han dado a conocer las noticias que nos sirven los distintos medios de comunicación social. En Villena ha sido muy notable lo mismo que en Almansa pero en Caudete, no tanto aunque en algún caso conocido haya sido suficiente para hacer borbotones en los wáteres sacando las inmundicias que allí se encontraban depositadas, como aconteció en el patio de luces de la parroquia de Santa Catalina.
Llama la atención el color que tiene el agua de la tacita de la fuente diríase que es una especie de gran plato de caldo al que se le ha añadido una buena porción de colorante alimenticio, que todo el mundo sabe que es de origen químico.
Pues sí nos ha llamado poderosamente la atención y hemos dado en pensar, yo por lo menos, que, a lo mejor, el agua caída en alguno de esos tres días donde ha jarreado bien durante ratos no muy prolongados haya venido ya tintada desde lo alto del cielo porque como, también es sabido, ciertos aviones andan de un lado a otro del cielo soltando a la atmósfera ciertos productos químicos con los que meten mano aviesa a la formación o desaparición de las nubes, según convenga, no sé a quién ni en dónde, pero es un hecho profusamente tratado por los Más Media, que sí, que están llenando la atmósfera con esos productos químicos que a nada bueno conducen.
Otra explicación no la encuentro para que el agua de la taza de la fuente del claustro del convento de San José tenga ese color amarillento que es el que suele dar a los guisos el colorante químico-culinario.
Ayer, como el que no quiere la cosa, se presentó lozano, y con ganas de hacerse notar, un sol joven, recién salido de las aguas del Mar Mediterráneo. Si bien, por la mañana, cuando salí de casa para ir al monasterio de las Madres Carmelitas de clausura, no me sobró una chaqueta, al contrario, me vino muy requetebien, de perlas.
A ver si se "bebe" pronto el agua amarillenta de la copa de la a fuente para sustituirla por otra para que puedan apagar su sed en ella los emplumados que viven con nosotros o nos visitan.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
14.6.2024. Viernes. (C.1.922)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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