ESTAMPA CADETANA.
NOVENA EN HONOR DE NUESTRA MADRE LA VIRGEN DEL MONTE CARMELO.
(Imagen de la Virgen del Monte Carmelo que procesionará por las calles de la Real Villa de Caudete). En el día de ayer dio comienzo en el convento de San José (El Carmen) LA NOVENA EN HONOR DE NUESTRA MADRE LA VIRGEN DEL MONTE CARMELO.
Este año, como no podía ser de otra manera, tras haberse reincorporado a esta comunidad de PP. Carmelitas, el caudetano, P. Antonio Garciá Albero, le ha tocado presidir los cultos que, tradicionalmente, ofrecemos a nuestra Madre con motivo de sus Fiestas Patronales en la iglesia a ella dedicada en el convento que está bajo los auspicios de su esposo, el bueno y justo José.
Un fraile tan alto, como el P Antonio, con tan gran tipo, salió a celebrar, ayer por la tarde, primero de los días de la novena, hecho un pincel. Sobre el alba y la estola se había enfundado en una casulla antigua de esas de tipo casi guitarra cuyos adornos, bordados y repujados, eran íntegramente Carmelitas, como puedes ver en las fotografías que siguen
Había sustituido, el celebrante, las lecturas propias del domingo decimocuarto del tiempo ordinario por otras que iban a ser el marco para la presentación de la NOVENA EN HONOR DE NUESTRA MADRE, VIRGEN DEL MONTE CARMELO
La primera de ellas nos hablaba del profeta Elías porque, como es sabido, este profeta del antiguo testamento (años 800 a.de C.) enviado por Dios a su pueblo en un momento crucial debido a la implantación de la fe a los dioses paganos traídos a la nación judía por Jezabel, mujer no judía, con la que caso el rey Ajab, lo tenemos los carmelitas como Padre Inspirador de la Orden del Carmen.
El Evangelio lo tomó del evangelista Lucas (1,26-38), concretamente la pericopa que nos traslada el momento de la anunciación del Ángel Gabriel a la Virgen María.
Pienso que lo hizo así porque en esta página evangélica se nos habla del principio de la obra de la redención que iba a llevar a cabo Dios Padre para la que necesitaba la colaboración de primer orden de la muchacha nazaretana, llamada María. Y las palabras homiléticas del Padre predicador iban a poner el acento precisamente en los inicios de la orden del Carmen y del lugar privilegiado donde tuvo lugar en un monte, el Carmelo que tenía frente así la gran llanura de Esdrelón, por un lado y, por el otro la ciudad de Haifa, San Juan de Acre, que era la salida al mar.
Con su verbo ágil y templado, el padre predicador nos hablaba acerca de los iniciadores de la vida monacal en uno de los wadi, torrentera que baja desde lo alto del monte hacia Mar Muerto, imitando así al profeta Elías cuya cueva se conserva, todavía, (yo estuve en ella con ocasión de una visita que hicimos a Tierra Santa) en la falda de esa montaña, que es un vergel, como indica el nombre de Carmelo por el que se la conoce.
Aventuraba en sus palabras que fue un grupo de peregrinos, otros dicen que eran soldados, miembros de las cruzadas montadas por Ejropa para liberar a los Lugares Santos y que, una vez finalizada con éxito la primera de las Cruzadas, decidieron permanecer allí institucionalizándose como eremitas cuya vida no tenía otro fin que ser obsequio de Jesucristo siguiendo las pautas y modos de la Madre del Señor, la Virgen María.
En un llano que había formado el río arrancandoselo a los farallones de la montaña levantaron una capillita dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, ocho siglos antes de que fuera reconocida por la Iglesia como dogma, esta prerrogativa de la Virgen.
Allí establecieron una vida de comunidad en la que cada uno de los frailes vivía en unas celdas construidas o en su caso excavadas en la pared de la roca.
Después centró, el padre predicador, en llamar la atención de los fieles asistentes a la ceremonia, a la imitación de la Virgen María como hicieran aquellos comprometidos soldados o peregrinos que allí se establecieron para hacerse, como antes te decía, obsequio de Jesucristo. Era por el año 1.190.
Con el tiempo solicitaron al patriarca de Jerusalén, Alberto, una Regla que sirviera de norma de vida para aquel conjunto de comprometidos en la contemplación de Dios vivida en fraternidad bajo los auspicios de la Virgen María del Monte Carmelo.
Terminó su homilía el padre predicador con una oración que fue compuesta por una monja carmelita florentina, Santa María Magdalena de Pazi cuya representación pictórica se encuentra en uno de los paños de la Iglesia conventual y que pintara, por los años cincuenta del siglo pasado, el pintor valenciano Remigio Soler, en la que se expresaba la gran importancia que tiene para el cristiano en sus distintas circunstancias la invocación a la Virgen María a la que en esas situaciones buenas o malas debemos acudir.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
8.7.2024. Lunes. 2°día de la novena en honor de la Virgen María del Monte Carmelo (C. 1.948)
P. Alfonso Herrera. Carmelita-
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