ESTAMPA CAUDETANA.
DÍA DE LA SOLEMNIDAD DE LA VIRGEN DE GRACIA, PATRONA DE LA REAL VILLA DE CAUDETE
Ya sabemos que la fiesta de la PATRONA tuvo lugar en el día de ayer porque esa fue la fecha, el 9 de septiembre, que fue designada por el Papa Pío XI, sub viniendo a la súplica que le hacía el pueblo entero, auspiciado por el obispo del lugar que, entonces, lo era el de Orihuela, D. francisco Javier de Irastorza Loinaz. La asignó a ese día con ocasión de haber erigido PATRONA PRINCIPAL DE LA REAL VILLA DE CAUDETE a la VIRGEN DE GRACIA y, como PATRÓN, MENOS PRINCIPAL, al obispo mártir, SAN BLAS. Fue entonces, el 12 de marzo de 1924, cuando el Romano Pontífice instituyó, el 9 de septiembre como FIESTA SOLEMNE EN HONOR DE LA PATRONA, que la acababa de nombrar, y el 3 de febrero para la celebración del PATRÓN MENOS PRINCIPAL.
Ya sabemos que, con posterioridad al decreto papal, por la actuación del Deán MARTÍNEZ, natural de la villa, cerca del Papa, tiene esta Villa el privilegio de que venga a presidir la LITURGIA SOLEMNE DE LA FIESTA el Ordinario del lugar, es decir el Señor Obispo. Cosa que se viene haciendo desde hace muchísimos años. Las Autoridades de la Villa y las capitanías de las distintas comparsas lo esperan en la plaza de Nuestra Señora del Carmen, a las diez de la mañana, para recibirle, con honores, al son de la música y emprender la marcha acompañados de la banda oficial, La Unión Musical Santa Cecilia, hasta la parroquia de Santa Catalina donde oficiará la MISA MAYOR, LA MISA DE LA SOLEMNIDAD.
Ya sabemos que, a principios del verano, la diócesis de Albacete, se ha quedado sin obispo por enfermedad de Don Ángel Fernández Collado, que venía ejerciendo de tal. Pero antes de retirarse del todo a la Casa sacerdotal de Toledo, desde donde nos vino, tuvo a bien acercarse hasta esta Villa con el fin de despedirse de nosotros y, como prueba de deferencia, dejó colgada sobre el manto de la imagen de la PATRONA, su cruz pectoral. Razón, por la cual, ha tenido que ser el Administrador de la Diócesis, don Julián Ross Córcoles, el que, como autoridad competente, en período vacante, haya sido el encargado de llevar a efecto el mandato de Roma.
Y, sí, a las 10 de la mañana fue recibido en la plaza de Nuestra Señora del Carmen, mientras sonaba la música, por las autoridades, miembros del consistorio municipal y por las capitanías de las Comparsas.
Completados que fueron los saludos y presentaciones se inició el cortejo que, al son de la música emprendió el camino hacia la parroquia de Santa Catalina para celebrar solemnemente la Eucaristía en HONOR DE LA PATRONA DEL LUGAR, LA VIRGEN DE GRACIA.
No asistí a la Concelebración porque otra necesidad pastoral me lo impidió. Por eso que no puedo darte noticia de su desarrollo pero, presumo, que concelebrarían con él, el señor cura párroco, P. Luis Torres Pérez O.Carm. y el otro coadjutor, P. Antonio Graciá Albero, ambos del pueblo, junto con algunos otros sacerdotes, también naturales del lugar, con la asistencia del diácono permanente, don José Lozano, también natural de Caudete.
También se me había asignado celebrar la Eucaristía de las trece horas en la parroquia de Santa Catalina y, cuando caminaba hacia el templo, me encontré, en la calle Mayor, un gran jolgorio que tenía lugar en el Pasaje Luis Golf. Una banda de música ponía sus alegres notas en todo el Pasaje y en la calle Mayor y también en la calle Mercado. Me pudo la curiosidad y pregunté a algunos que estaban tomando un refrigerio en la calle Mayor y los pregunté la razón por la cual andaban de fiesta y la respuesta fue: que estamos celebrando una fiesta en honor del miembro más antiguo de la Comparsa de los Mineros. Así que, como tenía un ratico de tiempo, lo busqué y lo felicité y le pedí permiso para hacerle una fotografía y sacarle en mis buenos días de hoy, a lo que accedió muy gustoso pero, lamentándose de que le faltaba, en el atuendo, el sombrero que lo había dejado en casa.
Así que aquel que preside mis letricas de hoy no es otro que ANTONIO AZORÍN LÓPEZ, el miembro más antiguo de la comparsa de los Mirenos.
ANTONIO es un nombre alegre. Se le veía dicharachero. Todo el mundo lo abrazaba. Todo el mundo se hacía lenguas de él. Yo no le conocía, no había tenido el gusto de "charrar" un ratito con él, pero, ya te digo, fue estrecharle la mano y, en el solo hecho de ese gesto, percibí el calor, la franqueza, la jovialidad, de un hombre, ya mayor, (una pariente de él me dijo, luego, bajo los arcos de la Lonja, que ya tenía cumplidas 8 decenas de años y estaba “metido de hoz y coz”, de lleno, en la novena, como dicen nuestros vecinos andaluces. Y la verdad, los lleva con una soltura que da gloria verle, da envidia. Yo firmaba ya por disfrutar, como disfruta él, en todo lo alto de la cúspide del montón de calendarios que lo sustentan, que constituyen su cimiento, la columna que lo mantiene en todo lo alto.
Yo seguí mi camino. Las campanas de Santa Catalina me llamaban a golpe de bronce y, como yo no suelo hacer esperar al personal, hacia allí me dirigí. ANTONIO se quedó en el Pasaje de Luis Golf pasándolo "pipa" con un montonazo de gente amiga que, en eso de pasarlo bien, lo estaban acompañando.
El día de ayer, como el anterior, estuvo repleto de actividades lúdico-festivas. Antes de la misa, la diana de los Guerreros llamaba a los caudetanos a un nuevo día de fiesta. Hubo muchos tiros antes y después de la Misa Mayor, aunque, lo que sobresalió, fue el ruedo de banderas en los lugares de costumbre a cargo de los abanderados de las Comparsas. Los Moros lo hicieron en la Plaza de Nuestra Señora del Carmen. Los Guerreros, en la Plaza Nueva. La Antigua, en la Plaza de la Iglesia y calle El Ángel. Tarik, en el Barrio de San Francisco.
Por la tarde, a las dieciséis treinta, las capitanías de las comparsas recibieron en su casa LA ENHORABUENA.
Dos horas después tenía lugar la entrada de las Embajadas en la Plaza de la Iglesia donde iba a llevarse a ponerse en escena el tercero de los actos de los Episodios Caudetanos consistente en la expulsión de los moros, la llegada del pastor Juan López para dar noticia del hallazgo de la Virgen de Gracia. El broche final del acto fue el Voto Tradicional.
Por la noche, a las veintiuna horas, se puso en marcha el Gran desfile DE LA ENHORABUENA de las comparsas con sus escuadras que, partiendo de la calle la Zafra, torciendo por la calle Luis Pascual, pasaba a la calle El Molino, donde, a la altura de la calle Huertas, tenía lugar la conclusión. (*)
Mientras ponía por escrito estas letras llegaban hasta mi habitación los estruendos provocados por el gran castillo de fuegos artificiales que monta el Muy Ilustrísimo Ayuntamiento de la Real Villa y, al apagarse la última luz y dejar de oírse el último ruido producido por los fuegos de artificio no terminó el jolgorio puesto que intramuros del convento de San José (El Carmen) siguen entrando manifestaciones lúdico-festivas sobre un montón de decibelios. Como en el caso del Toro, según el decir en la tauromaquia:
“hasta el rabo, todo es toro” en la Real Villa Caudetana, "hasta el último momento es JOLGORIO, ES FIESTA.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍA!!!
10.9.2024. Martes. (C. 2.008)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
(*) Me dijo Melquisedec, no aquel del que nos da noticia la Biblia, rey-sacerdote de Salem al que Abraham pagó tributo (Gn.14), sino al responsable de la casa de los mayores de Caudete conocido por "Melqui", a secas: antiguamente el Gran desfile de la enhorabuena terminaba con las comparsas en las casas de los nuevos capitanes que sucedían a los del año presente, pero con el correr del tiempo y la subida que fue experimentando el costo de la invitación, el asunto quedó reducido a una visita en la tarde donde se comparten pastas, café y copas, quedando el Gran desfile de la enhorabuena, en eso, en un gran y vistoso desfile de comparsas y escuadras, que finaliza, como te he apuntado con anterioridad, en la calle El Molino a la altura de la calle Huertas. Antiguamente este gran desfile comenzaba en lo alto del pueblo, en la calle de El Moto, y bajaba al pueblo abajo. En la actualidad, como ya queda dicho más arriba, nace en la Zafra y se termina en la calle de El Molino.
Reverdo P. Alfonso H.
ResponderEliminarcómo sobrado conocedor de su gran interés cultural por todo lo que se le precie, me complace en gran medida, apuntarle para su ducho saber, que el gorro o sombrero que lucen los mirenos con tan gran gallardía, recibe el nombre de Calañés.
Quedo de usted en el sagrado nombre de Cristo, A.C.L