ESTAMPA CAUDETANA.
ESTÁN PRESENTES.
Cuando yo vine a este pueblo, por obediencia, con el nombramiento de superior del convento de San José (El Carmen), aquel que me precedió en el cargo, un caudetano, Antonio Grarciá Albero, carmelita, me entregó los tastes del cargo entre los cuales venía un libro que trataba de la vida y martirio del que fuera párroco de las parroquias de este pueblo, Don Miguel Abdón Senén Díaz, mártir por su fe y por ser sacerdote de Cristo. Hecho que tuvo lugar el día 10.11.1936.
Y me dijo:
"Mira, este libro trata de un párroco que fue mártir de aquí, de mi pueblo, al que se le tiene mucha devoción.
- ¡Léete el libro, entérate y sírvete de él!
Fue el 31 de julio de 2017. Recuerdo que hacía un calor inmenso.
Aquel día pasé por está Real Villa de Caudete para hablar, al día siguiente, con el señor Obispo de la Diócesis y recibir mi nombramiento como Coadjutor de ambas parroquias. Por la tarde, el hasta entonces párroco P. Ramón Maneu, Carmelita, me dijo que si no tenía inconveniente, celebrara la Eucaristía en la Parroquia de San Francisco. Y, como no lo tenía, hasta allí me acercó.
En mis primeras palabras ya dije a los fieles asistentes que me ponía bajo los auspicios y protección de aquel mártir del pueblo que fue el párroco del mismo por los años treinta del siglo pasado y que, viviría mi fe con ellos, con los feligreses y con las gentes de la villa, siempre y bajo la protección de este hombre.
Una vez establecido definitivamente el convento de San José, el 11. 9. 2017, fui acopiando información y me enteré de que, además de Don Miguel, había otros mártires como Florencia Caerols y toda la comunidad de frailes agustinos que vivía entonces en lo que se conoce con el nombre del palacio y que fuera residencia, otrora, de los obispos de Orihuela, diócesis a la que pertenecía esta Villa.
Del Padre Alberto Marco Alemán, carmelita, de este pueblo, de la familia de los Monjo, yo ya tenía conocimiento porque en mi antigua provincia carmelita de Castilla habíamos llevado a cabo, desde el año 1955, los procesos pertinentes para elevarle a la Santidad junto con otros ocho jóvenes carmelitas castellanos.
Ahí quedaron las cosas y desde entonces yo en cada Eucaristía que celebro en esta villa siempre, siempre, los recuerdo en el canon de la misa, después de nombrar a los apóstoles al santo del día y al titular de la parroquia.
Siempre, siempre, recuerdo a aquellos cristianos caudetanos que dieron su vida por su fe, y que ya habían sido beatificados, a los 14.
Más tarde me enteré que se encontraban en proceso de beatificación o de santificación, como quieras, siete mujeres de esta villa, una de Almansa y otra más de Albacete. Todas en el mismo proceso.
Por este proceso, por cómo iba de adelantado, me he interesado cerca del Secretario del Sr. Obispo y siempre me dijo que:
- "va despacio, pero va".
- Es que quiero verlas en los altares, le decía yo.
Las nuestras pasaron su calvario entre su pueblo y Almansa, tal día como el de hoy, de hace ochenta y ocho años. Ellas fueron:
Dolores Albalat Golf
Teresa Albalat Golf
Dolores Amorós Golf
Carmen Pedrós Ruiz
Dolores Pedrós Ruiz
Cecilia Serrano Díaz y Emerenciana de Teresa Beltrán.
Su martirio, según relatos que me han llegado, fue terrorífico. Otros siete seleccionados para ser pasados por las armas en el mismo día, ellos hombres, fueron testigos de aquel brutal atropello antes de unir su sangre a la de ellas.
Estos fueron:
Rafael Berenguer Rojo
Guillermo Juan Rey
José Martí Herrero
Juan Martínez Martínez
Antonio Puche Martínez
Aurelio Ruiz Alcázar
Salvador Sánchez Albertos.
Ayer pedíamos en la Eucaristía celebrada en el monasterio de las Madres Carmelitas de clausura por la pronta beatificación de estas siete vecinas mártires y por el eterno descanso de todos aquellos que pasaron de este mundo a Dios, fueran del lado que fueran, durante el conflicto y en el post conflicto y que, según he leído en un libro, que me dejó un lugareño, publicado por la Diputación de Albacete y al que he citado en alguna otra ocasión pero que no tengo a mano en este momento, fueron 120.
Hoy, para nosotros es el 88 aniversario de aquel luctuosísimo hecho. Para ellas ya no corre el tiempo, ellas
¡¡¡ESTÁN PRESENTES!!!
intercediendo ante Dios al que se ofrecieron en sacrificio subidas en sus propias cruces, por su Villa y por quienes en ella vivimos.
También ofreceré la Eucaristía para que se agilice el proceso de reconocimiento de la heroicidad de las virtudes de estas mujeres caudetanas y para que las veamos en los altares tras su beatificación.
Y, como ayer, aplicaré la misa por todos los caudetanos que murieron a causa del conflicto ya fuere durante el mismo, ya fuere con posteridad.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
29.9.2024. Domingo. (C. 2.026)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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