miércoles, 2 de octubre de 2024

Los Artistas de la Forja.

ESTAMPA CAUDETANA. 

LOS ARTISTAS DE LA FORJA. 

Ya te he indicado que el pasado fin de semana tuvo lugar en la Real Villa de Caudete el tradicional Mercado de  Artesanía en el que se ofrecían al público los trabajos realizados por los mismos artistas en sus respectivos campos: sus obras, sus invenciones poniéndolos a la venta para las gentes del lugar y para aquellas otras que nos visitaron con tal motivo. 

El lunes por la mañana no quedaba ni rastro de todo el tenderete que se había montado en la plaza de Nuestra Señora del Carmen, en la calle Mayor y, en la calle de Mercado, las distintas ONGs que ofrecían información acerca de este o aquel asunto en torno al cual se aunan voluntades y compromisos. 

Pues bien, uno de ellos era el taller de forja. Dos artistas trabajan el duro hierro después de haberlo sometido al calor del fuego de manera que, llegados al rojo vivo, eran trabajados y moldeados, a martillazo limpio. Estaban volcados sobre el yunque y en él una hoja fina que tenía como fin convertirse en cuchillo. 

"Cacé" a un tercero, estaba de mero espectador, a la puerta de la iglesia del convento de San José (El Carmen) contemplando como sus dos jóvenes colegas se encontraban centrados poniendo toda su atención en el trabajo que estaban llevando a cabo. Es que para trabajar el hierro candente es menester estar atentos y ser precavidos con el fin de no descuidarse ante el peligro que conlleva su quehacer. 

El tercer artista los contemplaba desde la puerta de la iglesia del convento de San José (El Carmen). No era otro que el Padre Ángel, el factotum de sus tiempos jóvenes, aquel que solucionaba cualquier problema, ya fuere de índole espiritual, ya de índole material. De índole espiritual porque era un hombre totalmente abierto a sus hermanos, a los que servía con premura, con delicadeza y con mucho amor y ya sabes aquello que afirma el dicho:

"el roce, el trato, hace él cariño", razón por la cual las gentes de la Villa le tienen un especial y gran cariño. 

Y si fuere de índole material, pues lo mismo, porque en sus buenos tiempos, de los años 70 del siglo pasado, a lomos de su vespino iba de un lado a otro de la Villa atendiendo a enfermos y discapacitados, imposibilitados de salir de casa y, en el trayecto, no faltaban comadres que, desde las puertas de sus casas, le requerían a grito pelao:

- Padre Ángel échale una mano que se me han fundido los plomos.

- Padre Ángel, mire usted a ver que el conducto de desagüe del fregadero está atrancado.

- Padre Ángel, que esta mesa o esta silla cojean.

Y ahí estaba el padre Ángel  deteniendo su vespino.  Abría la caja de herramientas que llevaba acoplada a la parte trasera del vehículo y, en un pis-pas, solucionaba la papeleta material que se presentaba aquí o allá. 

Sí, el Padre Ángel era también un artesano especialista en muchas artes. No sé si también en el arte de la forja. Seguro que sí.

"Más vale llegar a tiempo que rondar un año", 

dice la sabiduría popular y yo llegué a tiempo para "cazar" a los tres artesanos, verdaderos artistas en sus especialidades. 

Extendidos sobre el triste suelo de la plaza de Nuestra Señora del Carmen tenían, nuestros dos artistas de la forja, un buen número de figuras hechas en  nobles y duros metales que, al contemplarlas, nos retrotraían a aquellos tiempos ignotos encerrados por la ciencia, (cuando yo lo estudiaba en 1958) en la Era Secundaria en cualquiera de sus períodos: Cámbrico, Silúrico, Devónico, Carbonífero y Pérmico y que, hoy, son situados en la época Mesozoica y los cinco grandes períodos los han reducido a tres:Triásico, Jurásico y Cretácico. Y así lo estudian nuestros chicos de hoy.

Dejé a los artistas centrados en sus quehaceres. El padre Ángel cerrando la puerta de la iglesia y los dos forjadores inclinados sobre el yunque y seguí mi camino curioseando por el Mercado de Artesanos.

Recibe mi saludo, mis 


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

2.10.2024. Miércoles. (C. 2.029)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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