viernes, 11 de abril de 2025

Ya huele a vacaciones.

ESTAMPA CAUDETANA.

YA HUELE A VACACIONES.

En nuestro caminar hacia la iglesia del monasterio de las Madres Carmelitas de clausura para celebrar la Eucaristía, llegó un momento en que coincidimos Dora y yo. Y, al entrar en la Avenida de la Virgen de Gracia, lo primero que apareció ante nuestros ojos fueron unos árboles que, más que copa, parecían ser globos de un color morado precioso. 

Todo el suelo de la Avenida estaba sembrado de pétalos caídos de las flores de esos árboles que, antes de sacar del armario y vestirse el modelito verde propio de la primavera, cosa que harán ya metidos en la alegría y luminosidad Pascual, lucen ese modelo morado para estar de acuerdo con el tiempo en el cual nos encontramos y que, en el ámbito cristiano, conocemos como la Cuaresma.

"Oiga, me dijo Dora, estos días de atrás me preguntó fulanita de tal al contemplar lo guapos que se han puesto estos árboles acerca de su nombre, de cómo se llamaban. ¿Ud. Lo sabe y me lo podía decir para satisfacer la curiosidad de mi amiga?"

"Claro, la contesté, lo llaman, en Román Paladino, 

"EL ÁRBOL DEL AMOR"

Pero los botánicos lo nombran con un nombre que suena mal al oído y que no es otro que el de: 

CERCIS SILIQUASTRUM.

"Muchas gracias, cuando vea luego a mi amiga ya se lo diré", me contestó.

En la Real Villa de Caudete, por cualquier sitio que vayas o sea la dirección que tomes, te das de bruces, de buenas a primeras, con hermosos ejemplares de esta clase de árboles ornamentales. 

Sin ir más lejos existe uno en el  Paseo Luis Golf, allí donde arranca el espacio dedicado al esparcimiento de los "ñacos" del pueblo y que no es otro que el que preside estas letricas. 

Bien guapo y hermoso se ha puesto con su hábito de penitente, en este tiempo de Cuaresma, dando así fiel cumplimiento a las recomendaciones recibidas desde el ya lejano Miércoles de Ceniza por el que entrabamos a vivir este tiempo litúrgico fuerte que nos lleva en volandas hacia la Pascua, fiesta en la que conmemoramos el triunfo de Cristo sobre la muerte, su Resurrección y que no son otras que aquellas que pone en práctica el fiel cristiano abriéndose de sí mismo para el bien de sus hermanos.

Eso estaba llevando a cabo EL ÁRBOL DEL AMOR todo él florido, todo él tupido, todo él una especie de gran globo ofreciendo de sí lo mejor que podía dar a las gentes que hasta allí llegan para pasar un ratico, sus flores. 

Así lo disfrutaron los jovencitos alumnos de tres clases que junto a sus maestros dejaron el aula expedita y marcharon a pasarlo bien a ese lugar de esparcimiento que para ellos tiene acotado el ilustrísimo Ayuntamiento. 

Habían subido por la Avenida de la Virgen de Gracia desde su colegio, en ella ubicado. Y, durante el trayecto, iban  haciendo el camino muy alegremente, haciéndose notar y así los percibimos dentro de la iglesia del monasterio de las Madres Carmelitas de clausura donde estábamos celebrando la Eucaristía. Pasaban raudos y alegres para pasárselo bomba, en grande, en la zona del Paseo acotada para ellos. 

La razón, creo yo, que no era otra que ese tufo tan fuerte que lo envuelve todo estos días previos al Domingo de Ramos y que no es otro que olor a vacaciones.

Se encuentran en un tiempo que ya no pertenece a ella, a la evaluación pasada, porque el listín de notas ya lo habrán llevado a casa y, tampoco pertenece a la evaluación siguiente que echará a andar después de las vacaciones de Semana Santa.

Por eso, los tres maestros que ves a la izquierda pendientes, mientras "charran" sobre algún tema curricular,  del acontecer lúdico de sus chavales respectivos. Su decisión, la que han tomado, a mí juicio, con buen criterio, darles suelta para que gasten sinovia, mientras se lo pasan pipa, ha sido encomiable.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

11.4.2025. Viernes. (C. 2.201).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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