ESTAMPA CAUDETANA.
ROSA RUBÍ DEL CORRALÓN.
También creció con él otro total que sacaba cada primavera unas rosas rojas como la sangre roja que sale a borbotones por las heridas de un toro, en una tarde de lidia, empapando el albero de la plaza. Pero pereció mártir entre los finos y afilados caninos u molares del perro que corretea por esos ámbitos, en aquella época cachorrena, en la que no solo jugaba sino que hacía dientes, como ocurre al bebé humano que en su ir para adelante, dando sus primeros pasos, todo aquello que cae a su alcance, lo muerde, lo hace trizas. Aquel otro rosal, como te digo, feneció molido, hecho cisco, por los caninos del perro.
Este que hoy centra nuestra atención, cuando mayo se nos está yendo, también sufrió los duros embates de aquel perro juguetón, hoy, ya, crecido pero sin olvidarse de aquellas tretas puesto que he tenido que recoger varias ramas que ha echado abajo, porque sí.
Pero ahí le tienes, lozano y frondoso que, bien alimentado, y mejor podado, ha respondido a mis atenciones llenando el vasto corralón del convento de San José de colorido y de suave fragancia.
No le he castigado quitándole las hermosas rosas con que, agradecido, nos ha regalado este año, sino que las he dejado que se consumieran en el mejor de los jarrones, que es el mismo rosal, donde se han ido consumiendo algunas de ellas en ofrenda a su Reina, a la Madre del Señor en este mes de mayo a Ella dedicado.
Está preciosa ROSA RUBÍ de nuestro corralón, te lleva hoy mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
28.5.2025. Miércoles. (C. 2.245)
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