domingo, 2 de noviembre de 2025

Orden taxativa.

ESTAMPA CAUDETANA.

ORDEN TAXATIVA.

Ayer por la tarde, 18,10 horas, llegué a la Glorieta de la Cruz. Una temperatura agradabilísima dotaba al lugar de ambiente placentero, lo envolvía todo. El silencio era total. Me encontraba solo, a mis anchas, y no lo digo porque tenga un buen número de tallas, que sí las tengo, sino porque nadie, absolutamente nadie, se había dado cita o pasaba por el contorno. Con toda seguridad la gente andaría en el cementerio visitando las sepulturas donde reposan los restos mortales de seres queridos, "renovando relaciones de afecto que nos llevan a Diós", según el decir del papá emérito de feliz recuerdo, Benito XVI, con aquellos que compartieron tanto y tanto"

Ellas y yo, solos. Ellas, LA CRUZ Y LA SAGRADA IMAGEN DE LA VIRGEN DE GRACIA, PATRONA Y MADRE en el monumento. Yo, sentadico, frente a ELLAS en un banco, terminaba de rezar el rosario que había empezado al salir de casa y, finalizado éste, la oración de la tarde, las Vísperas.

Mientras esto hacía, el sol, trabajador concienzudo donde los halla, se estaba despidiendo. Andaba dejando todo en orden a la vez que pintaba de color rojizo unas tenues nubecillas  que, movidas por alguna brisilla, llegaban, muy lentamente,  desde levante. 

Y, desde por detrás de las nubecillas, desde el hondón del universo, arrastraba el sol, bien sujeta con sus potentes rayos de luz, a la luna, a la que ORDENABA con una voz tonante, TAXATIVA, que iba de un lado al otro de la bóveda celeste: 

"¡Tú!, ¡aquí! a ocupar mi lugar durante la noche en la vertical de LA CRUZ Y DE LA IMAGEN DE NUESTRA REINA. ¡que te quede bien claro! porque quiero que las ilumines a Ellas y a su entorno".

Todavía no se había dejado caer del todo la manecilla larga del reloj en el fonde de la esfera, en el número 6, cuando la LUNA, obediente como un niño bien criado, se puso encima. Y no creas que te estoy contando un cuento, ¡Qué va! porque fue real del todo y para que no te quepa la menor duda, te mando, presidiendo estás letricas, la imagen que la saqué aprovechando que se estaba acicalando, poniéndose guapa, toda luz, oronda, para estar presentable ante el símbolo de redención por excelencia, la CRUZ donde padeciera Jesús, su Creador y ante su Reina, la Madre del Creador. 

Yo hice mutis por el foro, que dicen los del teatro, y dirigí mis pasos hacia el bullicio de la urbe, hacia mi convento de San José (El Carmen).

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

2.11.2025. Domingo. DÍA DE TODOS LOS DIFUNTOS. (C.2.381).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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