Como cada domingo, una vez que cerré con la bendición, el manifiesto de Jesús sacramentado en la Iglesia del monasterio de las Madres Carmelitas de clausura, me dejé caer Avenida de la Virgen de Gracia abajo hasta la glorieta de la Cruz. Atrás en la puerta quedaba un grupito de señoras bien arropadas charrando un poco de sus cosas entre las que se encontraba la última: el robo de que había sido objeto, una de ellas, la tarde anterior, perpetrado por uno o más quidams que escalaron la fachada de su chalet en la Avenida de las Jornetas y entraron dentro forzando la puerta que da acceso a la terraza.
La buena señora daba cuenta a sus comadres de que la habían dejado sin aderezos para ponerse guapa y también sin aquellos que había recibido heredados de su madre.
De un tiempo a esta parte, en esta Real Villa de Caudete se vienen produciendo robos en cantidad no desdeñable. En algunas ocasiones los destrozos son manifiestos, en otras, como es el que nos ocupa, solo vaciaron los cajones de los muebles y arrojaron todo por el suelo con el fin de ver si entre lo que caía había algo de interés fungible que pudieran vender a peristas que a la postre vienen a ser tan culpables como los ladrones puesto que se hacen cargo del producto conseguido en el hurto.
Y, sí, hacía frío. Se dejaba sentir mientras caminaba con dirección a la Glorieta de la Cruz. Y como acontece en otras ocasiones entré al corralico y me senté en uno de sus bancos frente a la Sagrada Imagen de la Virgen María de Gracia incursa en el monumento a la Cruz en la que padeciera su Hijo Jesús una muerte atroz, para concluir el rezo del Santo Rosario cuyas cuentas venía desgranando Avenida abajo.
Hacía frío, se notaba. Sí, hacía frío. Pero un frío llevadero porque era FRÍO QUIETO y, al decir y FRÍO QUIETO, quiero decir que no se movía nada de aire ni una sola hoja del árbol que tenía encima, vestido con sus mejores galas de un color amarillento tintado por el otoño, se movía. Pero frío, lo que quisieras y un poquito más.
La luna sí que se movía. Yo diría que iba persiguiendo al sol que se había dejado caer por Occidente, al otro lado de las murallas y Torres del castillo de mi pueblo de Oropesa de Toledo. Venía desde más allá de los tejados del polideportivo de la Villa nombrado con el nombre de un atleta de fama, originario del lugar, Antonio Amorós. Pensaba yo:
"Está viene jugando al escondite porque se esconde detrás de unas nubes blanquecinas que hacen las veces de visillos finos, como los de una casa chik o como la de una costurera, para aparecer, toda esplendente cuando se encuentre en la vertical del monumento".
Aguanté hasta que el rosario no puso a mi disposición más cuentas. Esta vez no me descubrí, y así se lo dije a Ella:
"Madre, perdona, pero hoy no me descubro porque hace frío" y, aunque mi madre de acá nos decía:
"Hijos, en zapatos no escatiméis, porque todas las enfermedades entran por los pies"
a estas alturas de mi vida en que a uno se le va clareando, muy mucho, la cabeza, no deja de tentar uno a los constipados y, claro, la gorra solo se alzaba de mi cabeza cuando rezaba el Gloria, por respeto a la Santísima Trinidad, porque el frío se dejaba notar. Vaya si se dejaba notar. Venía a ser como un traje ajustado que se pega al cuerpo.
Nadie había en el lugar reservado para el juego de los ñacos, nadie bajaba o subía por la Avda. de la Virgen de Gracia, nadie se acercaba por la Avda. de la Libertad, así como tampoco lo hacían desde la Avda del concejal de Ermua asesinado por la Eta, Miguel Ángel Blanco. El silencio era el ámbito donde se encontraba a sus anchas, en la tarde de ayer, un FRÍO QUIETO y, envuelto por él, yo.
Cuando desentumecía mi pierna derecha observé que la luna estaba a punto de asomarse al balcón celeste para llenar de luz el lugar.
No me despedí de la Virgen representada en la estatuilla de piedra. Simplemente la dije cuando me retiraba:
" ¡Madre, ven con nosotros!"
Y enfilé Avda. del Atleta Antonio Amorós adelante para meterme en la Villa donde no me tropecé con muchos villanos. Claro, se notaba que hacía frío aunque ayer tarde, estaba QUIETO.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
1.12.2025. Lunes. Comenzamos Diciembre mes que siempre nos trae el CUMPLEAÑOS DE JESÚS. (C 2.408).
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