[09:27, 31/12/2017] Carmelitas P. Alfonso: ESTAMPA
CAUDETANA.
LA CARRERA.
Me río yo, "no de los peces de colores". Me río
del maratón madrileño de Vallecas que se lleva a efecto cada día de fin de año
y al que asiste asiduamente nuestro P. General Fernando, y que concluye en el
campo de futbol del Rayo Vallecano. Me río de ese "maratoncito... colorista"
que se celebra en Río de Janeiro Brasil, también para cerrar el año y que
presume de excepcional. Y me río, cómo no, del MARATÓN masificado de Nueva
YORK, de cuya partida dan las
televisiones del mundo. Para MARATÓN, MARATÓN, EL DE CAUDETE, el nuestro. No pasaba mucho de las 19,00 horas cuando
salía del CONVENTO y, justo en ese momento, pasaba delante de la puerta
abriendo la carrera, un vehículo oficial de la policía. Y, enseguida, los
primeros corredores y con su número de inscritos bien visible. No podía ser de
otra manera. El carrerón (por el gentío) tenía que pasar por mi calle, por el
Molino. Había echado a andar no más allá
de 150 metros justo frente al paseo, a
espaldas de nuestro CONVENTO de SAN JOSÉ. Tenían que ponérselo fácil a los animosos
deportistas de todas las edades.
Nada más dejar la calle Mercado, que discurre aledaña a la
pared de nuestro huerto y a la fachada de nuestra iglesia conventual que aquí
dicen del CARMEN, tuercen por mi calle y, como es cuesta abajo... (Ya sabes el
dicho viejo: "para las cuestas arriba busco mi burro y las cuestas
abajo... yo me las subo"). Claro que, para llegarse a la meta, tienen que
hacerlo por la calle Abadía (antigua de las Parras) y ésta... marca los
gemelos.
Como para ir a la parroquia de Santa Catalina para celebrar
la Eucaristía tuve que pasar por la parte inicial y final de la carrera del SAN
SILVESTRE LOCAL señalizada con una gran puerta de plástico inflado, tuve la
oportunidad de ver cómo un chaval con poca grasa entre las mazas musculares,
todo un figura, torcía desde la empinada calle Abadía para enfilar hacia línea
de meta. Como las manecillas del reloj me estaban metiendo prisa, no llegué a
saber si para el chico era el final con el entorchado de la victoria conseguido
o, en su caso, era el primero de los pasos con los que contara el circuito
CAUDETANOMARATONIANO.
Una cuerda que midiera cincuenta metros hubiera sido la
distancia que separara al segundo del primero, de haber estados atados, el uno
al otro. Tampoco éste tenía tejido adiposo. Se notaba. Allí donde la calle Abadía comienza a meter un poco de
miedo al mirar cómo se empina, aparecían dos chicas con muy buen ritmo que,
para nada, tenían que envidiar a los dos
chicos de delante.
Este MARATÓN CAUDETANO, más que maratón, me pareció una
mezcla, un pupurri de todo un poco, una
CHARLOTADA. Máscaras, pinturas, atuendos de índole grotesca con sus capas de
vampiros, de abeja Maya, de gusano y de mariposa de...
Una corriente humana variopinta, abigarrada, corría
¿corría?, un mero decir, solo eso, ¡un decir!, en la misma dirección con la
mente fija en la meta pero hasta que la banderita fuera bajada dando por
concluida la prueba, tenían que pasarlo bien. Y en ello estaban los abuelicos,
sus hijos y los hijos de sus hijos, sus nietos. Y hasta las mascotas porque,
has de saber, que muchas, muchas mascotas corrían el maratón de la San
Silvestre CAUDETANA Y doy fe, como la
daba el gentío que jalonaba y delimitaba el circuito, de que así era, ¡Todo el
mundo!
El resto del pueblo que no corría.
Desde la Parroquia de Santa Catalina se oían muy apagadas
las voces que, en el Paseo atronaban porque más allá de la altura permitida a
los decibelios normalmente, más que salir, escupían voces altisonantes por las
bocinas de altavoces gigantes repartidos estratégicamente por el entorno. Sin
duda alguna se estaba entregando los premios a los ganadores de la prueba
popular de ¿velocidad?
A la velocidad alcanzada por aquel guerrero griego, que se
llamaba MARATÓN, en su correr para llevar noticia de victoria va mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
31.12.2017. ÚLTIMO DÍA DEL AÑO 2017, ¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO 2018!!!
P. Alfonso Herrera. O. Carmelitana
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