ESTAMPA CAUDETANA
YA HAN LLEGADO. YA ESTÁN AQUÍ LOS REYES MAGOS.
Hoy, por ayer, he conocido el nombre de una calle más de
este pueblo. Le pregunté a un viandante en presencia de los TRES REYES MAGOS
QUE NOS MIRABAN DESDE UN BALCÓN:
- Oiga, ¿me puede decir si ésta es la calle Corona de
Aragón?
- Puede ser, me contestó, yo no soy de este pueblo (parece que vino al mercadillo).
- Sí que era la calle Corona de Aragón
Eso no quiere decir que no la haya pateado alguna vez y,
siempre que lo he hecho, resulta que fue para algo bueno e interesante: para
compartir un rato de encuentro provisto de cubiertos para
darle "aire" al plato del día en un restaurantico
que hay por mitad de la calle.
Hoy no. Hoy no fue para comer. Resulta que, por ausencia del
párroco, me acerqué a darles la comunión a una anciana de 92 años y a su hijo
que ya va juntando muchos, claro, no tantos como su madre. La buena señora tenía ganas de hablar y yo de
escuchar así que me enteré de que, en
los tiempos del primer tercio del siglo pasado, sus padres eran panaderos y
servían el pan al convento de los frailes agustinos (este convento lo fundaron
los PP. Agustinos no mucho tiempo antes para que sirviera de lugar de recuperación
de los frailes que volvían enfermos de las misiones en Filipinas. La comunidad
estaba compuesta, a la sazón, por 8 religiosos sacerdotes, nueve de los cuales
estaban enfermos y otros seis más, de ellos estaban a punto de ser ordenados sacerdotes).
También me informó de que de la mesa de su casa se apartaba comida para
aquellos frailes agustinos (el Señor Provee) desde que fueron detenidos el día
23 de julio hasta el 6 de agosto. El día 4, el superior le dijo a su madre: "Ana
mañana no venga Ud. con la comida porque nos van a matar al ser de día."
Pero mi madre, seguía contándome la buena mujer, les llevó el puchero al día
siguiente y los encontró a todos arrodillados en oración. Al marchar, uno tras
otro, le fueron besando los pies a la buena mujer. Fue la despedida porque al amanecer del día 6 de agosto de aquel fatídico año de 1936, se fueron de este
mundo por unos pequeños agujeritos que les hicieron a la altura del corazón.
SOLO POR SER FRAILES ¡Tiene bemoles la cosa! Los dejaron tirados en la cuneta
de la carretera, dentro del término del cercano pueblo valenciano de Fuente de
la Higuera. Uno continuó montado en el tren de la vida y fue quien lo contó).
Cuando salí a la calle me encontré de frente con ellos
porque estaban, justo, al otro lado de la calle. Los TRES REYES MAGOS seguían
de la misma guisa, tiesos, sin la más mínima mueca, inmóviles, asomados a la
barandilla del balcón del primer piso del n. 7 de esa calle poniéndose al día,
digo yo, de lo que acontecía de extraordinario en el barrio porque, ayer, fue
día de mercadillo.
Así los pesqué y así te los mando con la encomienda de que
te acerquen mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.12.2017 Sábado. P. Alfonso Herrera. O. carmelitana
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