ESTAMPA CAUDETANA.
EL PUEBLO DEL SILENCIO.
La parroquia
ofrece una Eucaristía en sufragio de los que DUERMEN. Digo DUERMEN porque,
desde la fe, los que se nos marchan quedan a la espera de ser despertados
cuando Dios así lo tenga dispuesto, por sus ángeles, según nos dejó dicho
Jesús. Y así se nos dice en el libro de la Consolación o Apocalipsis que
escribiera el vidente San Juan, el evangelista, el discípulo amado del Señor,
aquel que reposó su cabeza en el pecho del Señor durante la Última Cena, a los fieles de las siete iglesias o
comunidades de Asia Menor, mientras permanecía desterrado en la isla de Patmos
(resulta que fue condenado a morir frito en una olla de aceite hirviendo. Lo
introdujeron, ya viejecito, y cuando le sacaron los verdugos... creo que se
cayeron de espaldas porque, al que pensaban sacar como un torrezno, salió hecho
un pimpollo, vamos, un jovenzuelo. Ejecutada la sentencia y habiéndola superado
el condenado, de acuerdo con la ley romana, no podía condenársele nuevamente a
la pena capital por la misma "fechoría" por lo que el emperador Trajano, el de Córdoba, mandó que
le desterraran a aquella isla del Mediterráneo oriental.
Y digo que DUERMEN
porque el lugar donde están inhumados muchos más que los que habitan la ciudad
del ruido, de Caudete, es el CEMENTERIO y cementerio es una palabra griega que
en castellano significa DORMITORIO.
Hoy, por
ayer, dispuso el párroco que fuera yo quien la celebrara y lo hice por primera
vez en el tiempo que llevo aquí.
Amaneció un
día soleado pero muy frío. La capilla del cementerio, cuya puerta ves al final
de la fila de cipreses que semejan a guardias que rinden honores en cada
cortejo fúnebre, daba la sensación de ser una cámara de refrigeración. Durante
toda la Eucaristía estuvimos "fumando" los asistentes, es decir,
arrojando baos con cada respiración. Me daba la impresión de que cada palabra
se materializaba al salir de los órganos de fonación. ¡Qué frío! Estuve todo el
día de ayer tosiendo como un descosido y en ellas ando.
El
cementerio daba gusto verle. Todo él limpio. Las calles amplias permiten las
maniobras de inhumación de los cadáveres, metidos en sus cajas, con suma
facilidad. Las lápidas limpias adornadas con flores, las más de tela y
plásticos, todas ellas de colores vivos dando un tono, si me lo permites,
alegre, que constituye un símbolo del gozo que nuestra fe augura tras pasar por
la puerta de la muerte al ámbito de lo divino.
Hay un
mausoleo de una familia que llama poderosamente la atención pero que oculta
bajo él la misma realidad que cualquier otra sencilla sepultura o nicho:
restos, ceniza, polvillo envuelto en la misma espera EL DESPERTAR PARA LA RESURRECCIÓN.
Allí, a dos
pasos frente a la capilla, se encuentra el sepulcro de los carmelitas. De
siempre los religiosos habían ido desnudándose de la carne bajo el piso de la
iglesia del convento de San José. Pero ya hace algún tiempo compramos una parcelita,
aledaña a la capilla, donde reciben sepultura, junto a los hermanos del pueblo
con los que hicieron el camino explicitado por Cristo con la mira puesta en LA
CASA DEL PADRE DE TODOS que es lugar de FELICIDAD que llamamos CIELO.
Casi tiritando
corre hasta ti mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
21.12.2017.
Jueves. En Cataluña tienen hoy votaciones.
P. Alfonso
Herrera. O. Carmelitana
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