domingo, 18 de marzo de 2018

ESTAMPA CAUDETANA. Las Falleras Mayores


ESTAMPA CAUDETANA.
LAS FALLERAS MAYORES


Falla del Convento de Jerusalén
Ganadora del primer premio.

Este pueblo y su predio equidista, poco más o poco menos, de Valencia, de Alicante, de Murcia y de Albacete. Desde tiempo inmemorial  han tenido sus preferencias, no entre los kilómetros cuadrados de su demarcación con otras tierras,  sino entre las gentes del lugar que son proclives por una u otra opción. Por lo que voy oyendo parece que hay un buen grupo de gentes que se dejan llevar por la suave pendiente que se detiene a la orilla del mar y allí mandan Valencia y Alicante. Otros ni fu ni fa y hay quienes no ven mal la situación actual que se estableció por la fuerza impositiva de la política que decidió adjudicarla a la provincia manchega (aquí he escuchado a más de uno que no se sienten manchegos: «no somos manchegos, somos valencianos». «Relata réfero»).

No es mi propósito tomar partido por unos o por otros. No puedo porque no domino el tema. No domino los entresijos que quedan en los legajos empolvados del devenir histórico (De eso sabe mucho Antonio Conejero, Presidente de Amigos de la Historia Caudetana). Yo, al ser de la otra esquina de la autonomía, de allí donde se saluda con la extremeña, no sé «na de na».

Pero lo que sí te puedo decir es que aquí, en Caudete, se viene viviendo la fiesta josefina por excelencia de un modo que en nada tiene que envidiar a la que vuelve «gavias» a los vecinos valencianos y ese montonazo de gentes venidas de otros lugares de España y del mundo entero. Claro que, no en el levantamiento de esos grandiosos monumentos efímeros que en la noche de mañana se subirán al museo del cielo prendidos en las columnas de humo que tirarán de ellas llevándose, incluso, a la del Convento de Jerusalén que ha sido declarada, por quinta vez, la ganadora, igualando en logros a la del Pilar. No, no me refiero a ellas, a esas maravillas. Me refiero a las guapísimas REINAS FALLERAS DE LA RESIDENCIA DE ANCIANOS DEL PUEBLO. Ante estas beldades nada tienen quehacer las que se asoman a las ventanas de la Casa Consistorial de la capital festera del Turia.  Para mí no cabe duda alguna de que las más lindas, las más hermosas, las más vistosas, las más graciosas, las que, con más propiedad, nos hablan de los entresijos de sus barrios en el ir haciendo historia y las que con más garbo nos hablan de la transitoriedad de la vida, más, mucho más, que como nos lo muestran las fallas de  Valencia que, en un pis pas, dejan a los barrenderos el trabajo de recoger sus cenizas.

Una religiosa de la residencia tuvo la deferencia de hacerme partícipe de la fiesta y del resultado de la elección de las FALLERAS, LA MAYOR Y SUS DAMAS DE HONOR, LAS REPRESENTANTES DE LOS BARRIOS.
Juzga tú si son o no más todo que las nuevecicas de Valencia.




Huyendo de la cohetería sale pitando mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
18.3.218 Domingo. P. Alfonso Herrera. O. C.

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