miércoles, 29 de agosto de 2018

El Melocotonero se ha Autosembrado


ESTAMPA CONVENTUAL.
EL MELOCOTONERO SE HA AUTOSEMBRADO.

Fue en el verano de1954, pero en mis manos cayó más de una docena de años después. Me doblaba la edad cuando Françoise llenó Francia con el libro que le pondría en la cresta de la popularidad y, por ende, de la fama. Solo 18 añitos tenía, sí, solo dieciocho.
Se llamaba la novela de ficción "BUENOS DÍAS TRISTEZA"
Se lo pasaban muy bien, padre e hija, en un chalet al sur del país, entre pinos mirando al Mare Nostrum. Si el padre, Raymond, era un vivales, la hija, Cécile, era una mal criada. Pero lo pasaban a lo grande hasta que irrumpió en el lugar una amiga de su madre ya fallecida, una tal Anne. No todo se desarrolló según el deseo de la jovencita y la cosa terminaría en lo que ya nos adelanta el título de la novela.
Cuando ayer por la mañanita, a mi vuelta de celebrar la Eucaristía en el monasterio de las Madres Carmelitas de Clausura, me encontré con el panorama que te ofrezco en la instantánea, todo el melocotonero  se me había venido abajo, me quedé de una pieza. Diríase que se había autosembrado. ¡Casi todos sus frutos por el suelo!
Pareciera que se habían puesto de acuerdo para saltar juntos sin que nada ni nadie les echara una mano. Aquí, ni una gota de agua, ni un granicico, cuando por esos mundos de por ahí al lado, ha trillado todo lo que estaba a la intemperie, ayer mismo según nos decía y enseñaba por la tele la chicarrona del tiempo, Mónica López. Ni siquiera un vientecito suave. Nada, nada les ayudó a caer del árbol y, no obstante, obedeciendo a la ley de la gravedad, ya lo ves, los bajos del melocotonero estaba, no digo salpicado, digo, SEMBRADO de frutos. Todos picados, todos enfermos, todos con ocupas, que los han herido de muerte.
En las higueras, y antes en el níspero, los pájaros nos las están jugando pero lo hacen de uno en uno cuando ven los frutos maduros pero lo que ha atacado a los melocotones es otra cosa porque los pájaros ni se acercan, tampoco les pican las gallinas, pues no quieren cargar con la responsabilidad, lo que les ha dañado tiene que haber sido una peste peor que la epidemia de gripe española que a tantos se llevó consigo, en Europa, hasta el otro lado de la realidad, hace ahora un siglo.
En mi bosquecillo de Madrid tenía plantado un melocotonero que me había traído de Candeleda (Ávila). Cada año me las veía y me las deseaba para disfrutar comiendo aquel manjar. Le acontecía algo parecido a lo que le ha pasado al melocotonero del CORRALÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ. Un día acertó a pasar por la acera, dando un paseo, un hombre  con su señora y se percató del problema. Me dijo:
-"A estos árboles les ataca un bicho que se oculta debajo de su corteza durante el invierno y es entonces cuando hay que meterles mano. Yo así lo hago y, gracias a ello, comen mis hijos y nietos melocotón durante todo el año".
También podíamos haber tenido nosotros la posibilidad de disfrutar de igual manera pero...
Joaquinín vino con la mochila de sulfatar, me dijo el compañero P. Luis Torres, pero, al parecer, fuera de tiempo porque el ejército de bichos se habían enfundado en sus corazas particulares y en cuanto han empezado a poner pulpa los melocotones se han colado por el rabillo y los muy, muy... han subido hasta el corazón del fruto y lo han parado. Pero lo más sorprendente es que han atacado al mismo tiempo como si hubieran obedecido a una orden fulminante. Ya lo ves.
En esta circunstancia, retomando la novela de Françoise Sagan, yo vendría a ser la protagonista, Cécile, que vivía alegremente ya que me las prometía muy felices. Mi patrocinador, mi "padre", Raymond, sería el CORRALÓN y la arpía, la Anne, que vino a fastidiarnos la felicidad que disfrutábamos, que eran los melocotones, no era otra que la peste que los ha echado abajo.
Así que puedo concluír que, ayer mañana me invadió la tristeza. Y ese fue el saludo que me dirigieron todos los melocotones que, esparcidos por el suelo lloraban su suerte. Al verme, gritaron:
¡¡¡BUENOS DÍAS TRISTEZA!!!  La única cosa positiva que rompe el colage uniforme de la parva de melocotones por los suelos, es esa malvita real que crece debajo del melocotonero. Yo creo que, la pobre, de puro susto, ya estaba seca, ¡HA FLORECIDO!, pues la cosecha malograda de los melocotones del viejo árbol, que tantas alegrías proporcionara a los niños de aquel colegio que hicimos los Carmelitas en los terrenos del CONVENTO DE SAN JOSÉ, cuando jugueteaban por el CORRALÓN que, entonces, era patio de recreo, este año nos la ha jugado él a nosotros dejándonos, como asevera el dicho y, además, muy propio porque Valencia está ahí al lado y en este pueblo de Caudete hay mucha tendencia pro valencianista,
- "a la luna de Valencia" por no traer aquel otro que lo describe como "con el ¿...? trasero a las goteras"
- Pero, no por ello dejo de enviarte mi saludo, mis

          ¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
29.8.2018. Miércoles. Todo en Caudete, guirnaldas, encalado de fachadas, pulido del mármol de monumentos, adornos que serán luminosos, concurso de adecentado de calles y plazas, ya lleva unos cuantos días apercibiéndonos de que
   ¡YA ESTAMOS EN FIESTAS! P. Alfonso Herrera, O. C.

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