ESTAMPA CONVENTUAL
LA PODA.
LA PODA.
Paco pelando uno de los nogales y Lolo, su perro.
Puntuales, con puntualidad japonesa, requerían nuestra presencia a la puerta del garaje.
Eran dos jóvenes animosos que habían apretado quehaceres en otros días de la semana para poder dedicar toda la tarde a ponernos guapo el CORRALÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ (EL CARMEN).
Resulta que la foresta que crece en él llevaba unos años sin que le hicieran la coifeur y, claro, todo eran greñas y follaje ramas chuponas altas, altas y gordas, gordas, que sorvían hábidamente la sabia de los distintos especímenes restándoles nutrientes al resto de ramas y, sobre todo, a los frutos que eran menguados.
Allí estaban, sentados en la furgoneta cantadora de PAQUITO EL MOLINERO, su dueño, estaba él y como copiloto, José María. José María se había dejado caer desde su calle que es Santa Bárbara casi con el último bocado en la boca. Y es que cuando Paquito le hace descolgar el teléfono no sabe decirle que no.
-"¡José María! Oye que tengo faena y que tienes que venir a echarme una mano".
Y ahí tienes a José María que, para últimos de marzo, va a lucir sus primeras 82 primaveras y a Paquito que, no tardando mucho, va a ver cómo el calendario le prepara una tarta con muchas velas para alumbrarle el día del júbilo que le abrirá al ámbito donde el reloj no marcará sus horas, sino que se dejará guiar por sol a cuya luz fijará la cadencia de unos trabajos, porque no creo que cuelgue la chaqueta con las tijeras de podar en los bolsillos, callada la motosierra y, apoyada en una pared, la lanza con que se abre una ventana diáfana en las copas de los árboles para ver el cielo. Gentes como Paquito el Molinero no mueren así, mueren con las botas puestas y las tijeras en las manos. Pues como su amigo José María el de la calle Santa Bárbara.
No venían solos en la parte trasera dormitaba, muy agusto y seguro Lolo. Lolo es el perro que más quiere a su amo. Siempre le acompaña. Nunca comparte molino con otros cuatro animales cánidos como él, un montón de gallinas y el gallo que, tiempo atrás, habitara en nuestro CORRALÓN y que por ser un cantarín constante, también de noche, sacaba de sus sueños a los vecinos. Siempre le acompaña y cuando la hora de levantarse llega, me dice, allí está Lolo, a la puerta de la habitación, haciendo las veces de despertador, siempre a la misma hora, nunca un minuto antes y, nunca en horario caudetano. Siempre a la misma hora.
¡Qué bien trabajan en tanden los dos! El uno, Paquito, podando; el otro, José María, podando lo podado para hacer montoncitos con las ramas.
En un par de horas escasas quedaron "sin greñas" dos higueras, un kaki, todavía con algunos frutos que hemos dejado para los pájaros, dos cerezos, uno de ellos regalo que me hiciera Pedro, un agricultor de La Vera (Cáceres), un membrillero, un melocotonero, tres nogales, un árbol del paraíso, un lilo y dos gratecos que asfixiaban a un olivo al que dejaron sin podar a la espera de que se estabilice el tiempo.
Fuimos testigos de una estampa maravillosa entre Lolo y Paco, su dueño. (Todavía lamento no haber tenido la máquina a mano). Resulta que Paco, el hombre, se vino a tierra en uno de sus lances y, a pesar de que nos decía que no nos preocupáramos, mientras le ayudaba yo a incorporarse, el perro, Lolo, se coló entre los dos y se puso a ladrar como ladran los perros en situaciones como la que te cuento, para manifestar su cariño por el amo y a lenguatearle la cara insistentemente. De nada servían las órdenes afectuosas de Paco para que el perro parara, porque al perro, a Lolo, no había quien le separara de su amo.
¡Qué estampa más tierna! Digna de aparecer en esas películas del National Geografic.
¡Qué suerte tienes, Paco, de poseer un animal tan fiel, tan cariñoso y tan preocupado por tu bienestar!
Celebramos la poda como se celebra todo en Caudete, con un tentempié y unos vinos que le acompañaron muy bien.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.1.2019. Miércoles. P. Alfonso Herrera, O. C.
Puntuales, con puntualidad japonesa, requerían nuestra presencia a la puerta del garaje.
Eran dos jóvenes animosos que habían apretado quehaceres en otros días de la semana para poder dedicar toda la tarde a ponernos guapo el CORRALÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ (EL CARMEN).
Resulta que la foresta que crece en él llevaba unos años sin que le hicieran la coifeur y, claro, todo eran greñas y follaje ramas chuponas altas, altas y gordas, gordas, que sorvían hábidamente la sabia de los distintos especímenes restándoles nutrientes al resto de ramas y, sobre todo, a los frutos que eran menguados.
Allí estaban, sentados en la furgoneta cantadora de PAQUITO EL MOLINERO, su dueño, estaba él y como copiloto, José María. José María se había dejado caer desde su calle que es Santa Bárbara casi con el último bocado en la boca. Y es que cuando Paquito le hace descolgar el teléfono no sabe decirle que no.
-"¡José María! Oye que tengo faena y que tienes que venir a echarme una mano".
Y ahí tienes a José María que, para últimos de marzo, va a lucir sus primeras 82 primaveras y a Paquito que, no tardando mucho, va a ver cómo el calendario le prepara una tarta con muchas velas para alumbrarle el día del júbilo que le abrirá al ámbito donde el reloj no marcará sus horas, sino que se dejará guiar por sol a cuya luz fijará la cadencia de unos trabajos, porque no creo que cuelgue la chaqueta con las tijeras de podar en los bolsillos, callada la motosierra y, apoyada en una pared, la lanza con que se abre una ventana diáfana en las copas de los árboles para ver el cielo. Gentes como Paquito el Molinero no mueren así, mueren con las botas puestas y las tijeras en las manos. Pues como su amigo José María el de la calle Santa Bárbara.
No venían solos en la parte trasera dormitaba, muy agusto y seguro Lolo. Lolo es el perro que más quiere a su amo. Siempre le acompaña. Nunca comparte molino con otros cuatro animales cánidos como él, un montón de gallinas y el gallo que, tiempo atrás, habitara en nuestro CORRALÓN y que por ser un cantarín constante, también de noche, sacaba de sus sueños a los vecinos. Siempre le acompaña y cuando la hora de levantarse llega, me dice, allí está Lolo, a la puerta de la habitación, haciendo las veces de despertador, siempre a la misma hora, nunca un minuto antes y, nunca en horario caudetano. Siempre a la misma hora.
¡Qué bien trabajan en tanden los dos! El uno, Paquito, podando; el otro, José María, podando lo podado para hacer montoncitos con las ramas.
En un par de horas escasas quedaron "sin greñas" dos higueras, un kaki, todavía con algunos frutos que hemos dejado para los pájaros, dos cerezos, uno de ellos regalo que me hiciera Pedro, un agricultor de La Vera (Cáceres), un membrillero, un melocotonero, tres nogales, un árbol del paraíso, un lilo y dos gratecos que asfixiaban a un olivo al que dejaron sin podar a la espera de que se estabilice el tiempo.
Fuimos testigos de una estampa maravillosa entre Lolo y Paco, su dueño. (Todavía lamento no haber tenido la máquina a mano). Resulta que Paco, el hombre, se vino a tierra en uno de sus lances y, a pesar de que nos decía que no nos preocupáramos, mientras le ayudaba yo a incorporarse, el perro, Lolo, se coló entre los dos y se puso a ladrar como ladran los perros en situaciones como la que te cuento, para manifestar su cariño por el amo y a lenguatearle la cara insistentemente. De nada servían las órdenes afectuosas de Paco para que el perro parara, porque al perro, a Lolo, no había quien le separara de su amo.
¡Qué estampa más tierna! Digna de aparecer en esas películas del National Geografic.
¡Qué suerte tienes, Paco, de poseer un animal tan fiel, tan cariñoso y tan preocupado por tu bienestar!
Celebramos la poda como se celebra todo en Caudete, con un tentempié y unos vinos que le acompañaron muy bien.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.1.2019. Miércoles. P. Alfonso Herrera, O. C.
Me maravilla,la gracia que tiene,para convertir una tarde de poda,en un ameno relato.Se quedó el corralón limpio y eso dará su fruto en primavera.Asi de agradecida es la naturaleza.Muy buenos días nos dé Dios P.Alfonso!!
ResponderEliminarUn comentario muy bien esplicado ,,el perro lolo muy fiel a su amo sabe en que situacion se encuentra el amo no lo deja nunca...Buenos días P.Alfonso
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