viernes, 10 de abril de 2020

Viernes Santo


ESTAMPA CAUDETANA
VIERNES SANTO

(CRISTO CRUCIFICADO del baptisterio de Santa Catalina.¡qué símbolo! Él nos purifica. Su muerte es nuestro bautismo).
Tal día como hoy tuvo lugar el hecho, el HECHO MÁS GRANDIOSO Y, A LA VEZ, EL HECHO MÁS DEPLORABLE, LA CRUCIFISIÓN DE JESÚS en el monte CALVARIO, fuera de las murallas de Jerusalén. Hasta allí arriba subió recibiendo las burlas y los insultos de gentes de toda índole y condición jaleada por la mala influencia de los que se creían dueños y señores de lo divino y de lo humano “Hay que suprimirle, más vale que muera un hombre que lo haga todo el pueblo” (Jn. 11,50) y es que entendieron que los nuevos aires que soplaban, desde un trienio para acá, en Israel iban a barrer de un golpe todo lo establecido y estatuido por la ley y por la costumbre, también hecha ley, y por eso le quitaron de en medio. Pero sin darse cuenta, sin atender a lo ya anunciado por los profetas que sustentaba esa ley que ellos invocaban, que defendían, lo estaban proclamando ante todo el gentío que era testigo y que pasaba por el lugar, como el verdadero salvador del pueblo.
¿Por qué?
Primero, porque, Él se ofrecía así mismo como camino, se ofrecía para el bien de todos. Desde lo alto de la cruz, reina porque se da a sí mismo para lograr el bien para todos.  Y lo hace en un plano igual al de cualquier ser humano, hasta en la misma muerte. No le quitan, la vida, Él la da, la ofrece. Hasta ahí todo igual.
Y segundo, porque en él se da la identificación con Dios Padre porque en Él, el Padre nos otorga su espíritu como se nos cuenta por el evangelista Juan: “Todo está cumplido. E inclinando la cabeza entregó su ESPÍRITU” (Jn. 19,30) y ese ESPÍRITU  que nos entrega, como último don, será el que le saque de las tinieblas de la muerte  al iniciarse el tercero de los días. Ese Espíritu es que  nos deja, nos otorga, desde lo alto del patíbulo, porque no todo va a concluir ahí. ¡Qué va! El ESPÍRITU DIVINO QUE LO ENVUELVE lo sacará del `pozo oscuro de la muerte y ese ESPÍRITU es  el que nos ofrece a nosotros, sus hermanos los hombres, para que, revestidos con él seamos salvos con Él, con el Hijo el Padre, con el que nos identificamos como hijos del mismo Padre.  Esa es la gran novedad que instaurará Jesús desde lo alto de su trono, que es la CRUZ.

Pero hasta llegar allí, ¡cuánto dolor!, ¡cuánto sufrimiento!, soportado y padecido por el CRUCIFICADO, y por aquellos que le son afectos y, entre estos, ELLA, LA MADRE. “Siete espadas atravesaron su corazón”  (Lc. 2,35), ya la había puesto en antecedentes el anciano Simeón cuando presentaron, ELLA y José, a Jesús en el templo. Y cuatro de esos dolores tuvieron lugar en el transcurso de unas poquitas horas de nuestro tiempo que sin duda alguna, se le harían eternas a la pobrecilla MUJER NAZARETANA.
Si te das una vuelta por el Santuario de la Virgen de GRACIA, por la casa de LA PATRONA, y te fijas en la pared de la casa de la cuidadora, verás, en la fachada, a unos tres metros de altura, unos manises que nos recuerdan seis de los dolores de la Virgen (uno desapareció. Ya te he hablado de ellos en otra ocasión). Pues, bien, los cuatro últimos dolores, los que vivió, y no sé cómo no acabaron con ELLA, son los que hoy te muestro:
 IVº DOLOR 
En el camino del Calvario, bajo el peso del travesaño de la cruz donde va a ser clavado, tuvo Jesús el consuelo del abrazo de su MADRE pero que para ella fue la espada que le atravesaba el corazón.
Vº DOLOR
 Cuando Jesús fue clavado en la CRUZ, ella estaba allí sintiendo en su corazón cada uno de los martillazos sobre los clavos que le sujetaban al madero.
 VIº DOLOR 
Cuando José de Arimatéa, Juan y algunos otros le desclavaron y le descolgaron de la CRUZ, ELLA lo recibió en su regazo y sin aire, como los pulmones de su Hijo, se fundió con él en un dolor supremo que  no le fue quitado ni por la esperanza firme de que se cumpliría su palabra: “al tercer día resucitaré” (Mt. 17,23).
VIIº DOLOR
  Cuando era Jesús depositado en el sepulcro nuevo escavado en la roca, y rodada la piedra que sería sellada para que no robaran sus restos y dieran en decir que había resucitado (Mt.27, 66) ELLA, la pobre, no la llevaban las mujeres en volandas a Jerusalén, ni mucho menos, ELLA, se quedó con su Hijo muy dentro del sepulcro.
¡Cuánto dolor soportó aquella mujer! ¡Qué bien supo escogerla Dios para Madre de su Hijo! Qué premio más hermoso y maravilloso le fue concedido por el Hijo porque, ELLA, fue la primera en recuperarle vivo en el amanecer del primer día de la semana, luego, los demás, pero primero, ELLA, aunque no nos digan nada los evangelios (…).

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      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
10.4.2020. VIERNES SANTO. PASIÓN DEL SEÑOR JESÚS.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

3 comentarios:

  1. Fina Solera Rodriguez10 de abril de 2020, 1:13

    Buenos días P. Alfonso . Que bien nos relata hoy la Crucifixión del Señor y el dolor tan grande de su madre sufriendolo junto a el . Y esos azulejos de la fachada de la casa del Santuario de nuestra Virgen de Gracia reflejan el sufrimiento de esa madre hacia su hijo . Que todos pasemos un buen Viernes Santo recogidos en casa .

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  2. Muy buenos días,P.Alfonso,Viernes Santo,en casa sin salir usted nos relata toda la pasión de Jesús y el sufrimiento de su MADRE,como se refleja en Crucificado de Santa Catalina y los Manises de la casa de la Virgen. Este Viernes de la Sociedad de la Virgen nos uniremos también al dolor de todos los que están sufriendo por este coronavirus.Que pase feliz Viernes Santo.

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