El Ojo de la Madre

ESTAMPA CAUDETANA.

EL OJO DE LA MADRE.

 Foto: (Todo un símbolo. María nos ofrece a su hijo. Adoración del Santísimo en el Monasterio de las MM. Carmelitas).

Después que el Arcángel Gabriel, cumplida la misión que le llevó hasta Nazaret, se fuera, como había llegado, sin dejar rastro o noticia de su presencia,  la joven María seguiría haciendo lo que quedó interrumpido con la llegada del enviado del cielo y, así, fueron pasando los días, pero ya no fue todo lo mismo.  En su interior había tenido lugar EL HECHO, ya había experimentado, sentido, algo inenarrable, como una especie de explosión que inundó toda su persona, EL TODOPODEROSO, el que no es asumible por nada ni por nadie, el que  no cabe en nada y nadie puede contenerle, ha venido a introducirse en su claustro virgen, inmaculado, purísimo constituyéndole, desde aquel momento  en el  SANTA SANTORUM del TODOPODEROSO.
Sin duda alguna, aquel hecho  produjo en la joven María un cambio radical que con ser tan grande, tan total, pasó desapercibido para todos. A nadie comunicó LA GRACIA DE QUE HABÍA SIDO OBJETO POR PARTE DE DIOS BENDITO Y PODEROSO ni a Joaquín ni  a Ana, sus padres, ni a sus hermanos, ni a paisano alguno y, por mantener el secreto, ni a José le dijo ni pío, a nadie.
Por lo menos Lucas no nos dice nada al respecto pero si el cambio dado por la joven María no fue comunicado a nadie, no dejaría de percibirlo la fina sensibilidad de alguien, de Ana, su madre. A ella no le pasó desapercibido el cambio experimentado en su hija. Pero qué lejos estaba de intuír, si quiera un poquito, la razón del mismo y un buen día, aprovechando que estarían solas le dijo:
- "¿Qué te pasa, niña, te noto, te noto, distinta, paréceme que, más que andar de un lado para otro, estás flotando, como si no estuvieras en este mundo. Te veo derrochando alegría y felicidad y, al mismo tiempo, percibo cierta preocupación en ti.  Dime, hija, ¿qué es lo que te pasa?, ¿qué es lo que te ha ocurrido?, ¿qué es lo que ha motivado el cambio que aprecio en ti? Te llevo observando unos días y, no cabe duda, algo ha cambiado en ti. No eres mi Miriam querida.
¡Anda, hija, díselo a tu madre!".
Si la Virgen le dijo a Lucas algo al respecto, Lucas,  pasó por alto la confidencia que la Virgen María le hiciera. Pero, es de suponer, así lo creo yo, que aquella muchacha abriría su corazón a la madre y le diría:
- Madre ¿recuerdas lo que dijo el Profeta Isaías, y otros muchos,  acerca de que llegaría un día en que, el ENVIADO DEL SEÑOR, EL ENMANUEL sería engendrado por una virgen? (Is. 7, 14)
- Pues, claro, hija, ¿qué creyente no conoce lo anunciado por el profeta, quién no está a la espera de que se cumpla la profecía MESIÁNICA?
- Aquella profecía, madre, de la que nos hablaba el profeta Isaías ha tenido lugar y se ha cumplido en  tú casa, en tu HIJA, madre. El Espíritu del Señor ha hechos obras grandes en mí. Ante ti, madre, tienes a AQUELLA VIRGEN de la que hablaba el profeta. Madre, he sido objeto de la predilección del ALTÍSIMO. Me ha elegido  para ser la MADRE DE SU ENVIADO, LA MADRE DE SU HIJO.
Ese, madre, y no otro, ha sido el motivo que sólo tú has percibido.
La pobre madre, al escuchar el relato de su hija se quedaría privada de toda facultad humana, como muerta.
El silencio que cayó sobre las dos mujeres, envolviéndolas podría cortarse con el filo de una cuchilla de afeitar. El pasmo quedaría plasmado en su cara de cera. En su pecho, no trotaba el corazón. Su boca, sellada, no pudo articular palabra, ni siquiera un gemido, ni un suspiro.  Tal sería la impresión causada por la noticia en aquella pobre mujer, madre de LA MADRE DE DIOS.
Este diálogo entre madre e hija, esta revelación del HECHO MÁS GRANDIOSO DE LA HISTORIA, fue el secreto compartido entre hija y madre. El hecho que partiría la Historia en dos, estaba en las manos de dos mujeres en un mundo, el semita, en que privaba, sigue haciéndolo en la actualidad, el patriarcalismo, dejando la iniciativa para darlo a conocer, siempre, al arbitrio de la voluntad providente de Dios.
Aquel fue el primero de los encuentros de Dios con el hombre, en la persona de María, la joven nazaretana, después, también en MISTERIO=SACRAMENTO cuando el ser humano se acerca a tomar la SAGRADA COMUNIÓN. Y el encargo de Dios a la Virgen escogida para Madre de su Hijo, el mismo, hace al llamado por el Espíritu Santo a identificarse con Jesús, el HIJO DE MARÍA, que no es otro, que llevarle al hombre del mundo de hoy.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
7.5.2020. jueves. Día 55 de confinamiento.

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.