ESTAMPA CAUDETANA.
LA PLUMA DE SANTA TERESA.
LA PLUMA DE SANTA TERESA.
No, no me refiero a la pluma de volátil, cómo te iba a enseñar yo, en el día de
hoy, la pluma con la que escribió la Santa Carmelita de Ávila, Santa
Teresa de Jesús y de hacerlo cuál de todas aquellas que empleó, porque empleó
muchísimas al escribir tantos libros y, así, con la pluma en la mano la
representó el pintor valenciano Remigio Soler en uno de los frescos de la nave
derecha de la iglesia del convento de San José (El Carmen).
La pluma que yo te presento hoy no es otra que la flor del cactus grasa al que se conoce con el nombre popular, el de andar por casa, de LA PLUMA DE SANTA TERESA. Los científicos, los sabios que, de plantas y, más concretamente, de cactus grasa, saben mucho, le han dado por nombre de pila, EPIPHYLLUM, ¡toma ya! conocido también como Cactus Orquídea, Junco Oloroso y también se le conoce como Nopalillo. Ninguno de estos nombres los conocía yo. Yo solo conocía el coloquial, el mote, el que conoce toda la gente, LA PLUMA DE SANTA TERESA.
Y, ¿por qué te hablo yo hoy domingo, quinto del tiempo de Pascua, en el que seguimos encerraditos por seguir en la fase 0, de LA PLUMA DE SANTA TERESA? Pues, porque le ha dado por florecer ayer por la mañana, y, eso, es noticia, noticia de la buena. Resulta que hace tiempo, todavía no había echado el candado a nuestra puerta un tal Pedro Sánchez, y, por lo tanto, éramos libres de movernos de un lado a otro, pasé por el Lidel de Almansa donde se ofrecían a todo cliente, en la misma puerta del establecimiento. De entre todos los que había me traje tres. Los trasplanté del plastiquito de vivero en que venían a otros tantos tiestos de cerámica, muy guapos ellos, para realzar su hermosura. Y ahí los tienes. Van tirando para adelante y lo hacen en el alfeizar de las ventanas del claustro alto debido a que, hasta ahora, no ha venido apretando mucho el calor. Están asomados al claustro bajo, el de las columnatas talladas según el Orden Toscano, con su fuente en mitad del mismo. Ya lo ves en la foto. Pero pronto se les va acabar el momio, qué decía mi madre que en paz descansa, porque Lorenzo viene apretándose los machos y ahí donde están, llegado el mediodía, es un tostadero.
Este cactus no quiere cuentas con el sol, pero sí con la luminosidad que expande por medio de sus rayos luminosos a lo largo y ancho de cada día, pero nunca, nunca, directamente al sol.
Este cactus es como nosotros que sí disfrutamos del calor del sol, del beneficio de su vitamina D, de sus rayos ultravioletas con los que damos color a nuestra piel, siempre que no abusemos en esos días estupendos, tumbados en la arena de la playa que, últimamente, con esto del Coronavirus nos está vedado. Y tampoco debemos mirarle de frente porque es tunante, tan tunante, que es capaz de quemarnos las niñas de los ojos y dejarnos, con toda su luz, ¡que contradicción!, a oscuras. Pues algo por el estilo le acontece al cactus grasa EPIPHYLLUM. Y esa es la razón por la que no quiere cuentas con él.
Así que, como te he dicho antes, un día de estos, cuando empiece a manifestarse con todas su fuerza el fogonero celeste, los meteré dentro del claustro, cerquita de la ventana para que se beneficien de la luz y del calor que va repartiendo el sol por estos lugares y así, ellos, puedan medrar y ponerse guapos.
Ahí tienes su flor. Parece una trompetilla. Dispone de tres modelitos en el armario: uno, es de color rojo; otro, es banco y, otro, es naranja. Se los reparten amigablemente y al buen tuntún las 20 especies que componen este tipo de cactus y que algunas de ellas en lugar de florecer en pleno día, lo hacen durante la noche, cómo le ocurre a tantos especímenes, parientes lejanos suyos, que abren su flor a las 0 horas del día, cuando la noche es más profunda más cerrada, más oscura y luego, 12 horas después, cuando el día está mediado, se cierra sobre sí mismas para siempre.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
10.5.2020. Domingo. Día 57 de confinamiento.
La pluma que yo te presento hoy no es otra que la flor del cactus grasa al que se conoce con el nombre popular, el de andar por casa, de LA PLUMA DE SANTA TERESA. Los científicos, los sabios que, de plantas y, más concretamente, de cactus grasa, saben mucho, le han dado por nombre de pila, EPIPHYLLUM, ¡toma ya! conocido también como Cactus Orquídea, Junco Oloroso y también se le conoce como Nopalillo. Ninguno de estos nombres los conocía yo. Yo solo conocía el coloquial, el mote, el que conoce toda la gente, LA PLUMA DE SANTA TERESA.
Y, ¿por qué te hablo yo hoy domingo, quinto del tiempo de Pascua, en el que seguimos encerraditos por seguir en la fase 0, de LA PLUMA DE SANTA TERESA? Pues, porque le ha dado por florecer ayer por la mañana, y, eso, es noticia, noticia de la buena. Resulta que hace tiempo, todavía no había echado el candado a nuestra puerta un tal Pedro Sánchez, y, por lo tanto, éramos libres de movernos de un lado a otro, pasé por el Lidel de Almansa donde se ofrecían a todo cliente, en la misma puerta del establecimiento. De entre todos los que había me traje tres. Los trasplanté del plastiquito de vivero en que venían a otros tantos tiestos de cerámica, muy guapos ellos, para realzar su hermosura. Y ahí los tienes. Van tirando para adelante y lo hacen en el alfeizar de las ventanas del claustro alto debido a que, hasta ahora, no ha venido apretando mucho el calor. Están asomados al claustro bajo, el de las columnatas talladas según el Orden Toscano, con su fuente en mitad del mismo. Ya lo ves en la foto. Pero pronto se les va acabar el momio, qué decía mi madre que en paz descansa, porque Lorenzo viene apretándose los machos y ahí donde están, llegado el mediodía, es un tostadero.
Este cactus no quiere cuentas con el sol, pero sí con la luminosidad que expande por medio de sus rayos luminosos a lo largo y ancho de cada día, pero nunca, nunca, directamente al sol.
Este cactus es como nosotros que sí disfrutamos del calor del sol, del beneficio de su vitamina D, de sus rayos ultravioletas con los que damos color a nuestra piel, siempre que no abusemos en esos días estupendos, tumbados en la arena de la playa que, últimamente, con esto del Coronavirus nos está vedado. Y tampoco debemos mirarle de frente porque es tunante, tan tunante, que es capaz de quemarnos las niñas de los ojos y dejarnos, con toda su luz, ¡que contradicción!, a oscuras. Pues algo por el estilo le acontece al cactus grasa EPIPHYLLUM. Y esa es la razón por la que no quiere cuentas con él.
Así que, como te he dicho antes, un día de estos, cuando empiece a manifestarse con todas su fuerza el fogonero celeste, los meteré dentro del claustro, cerquita de la ventana para que se beneficien de la luz y del calor que va repartiendo el sol por estos lugares y así, ellos, puedan medrar y ponerse guapos.
Ahí tienes su flor. Parece una trompetilla. Dispone de tres modelitos en el armario: uno, es de color rojo; otro, es banco y, otro, es naranja. Se los reparten amigablemente y al buen tuntún las 20 especies que componen este tipo de cactus y que algunas de ellas en lugar de florecer en pleno día, lo hacen durante la noche, cómo le ocurre a tantos especímenes, parientes lejanos suyos, que abren su flor a las 0 horas del día, cuando la noche es más profunda más cerrada, más oscura y luego, 12 horas después, cuando el día está mediado, se cierra sobre sí mismas para siempre.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
10.5.2020. Domingo. Día 57 de confinamiento.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Bonita pluma de Santa Teresa. La naturaleza quiere brindar momentos de alegría expresada en sus flores.
ResponderEliminarUn domingo excelente,Padre Alfonso.
Buenos días,buen despertar ablando de Santa Teresa todo lo tiene buena hasta la esa bonita pluma que tenia para escribir,,,que patio tan bonito tiene con esas flores se nota que lo cuida con mucho cariño,,feliz domingo,,,
ResponderEliminarMenuda mano tiene usted para las flores!.
ResponderEliminarHablando de flores que sólo abren de noche me ha venido a la memoria, el "dondiego". Lo hay de noche y de dìa.
En mi casa del pueblo tenemos el de noche.
No sabía de su "sobrenombre" de ese bonito cactus/craso,es muy bonito,yo tengo uno,pero aún no tiene flor.Seguimos confinados,medio presos,cuidaremos de las plantas,como usted sabe son muy agradecidas que decía mi madre.Que tenga un buen domingo,día del Señor P.Alfonso, gracias por sus saludos diarios.🙋🌹
ResponderEliminarMuy buenos días, P. Alfonso, bonito nombre postizo el de el cactus , yo tengo tres y florecieron a últimos de marzo y primero de abril estaban preciosa. Bueno como seguimos encerrados de dicaremos más tiempo a las plantas y a la casa, creímos que nos levantaban un poco la fase , pero nada seguimos castigados. Que tenga un buen domingo día del Señor.
ResponderEliminarBuenos días . Menos mal que las plantas no saben del virus y hay está tan flamante su Pluma de Santa Teresa . Al menos nos alegran el encierro obligado al que estamos sometidos . Que todos pasemos un buen domingo
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