ESTAMPA CAUDETANA.
AGOTADO.
AGOTADO.
De esa guisa estaba antes de ayer el felino. Con eso del adelanto de las horas
coincidía el momento con el toque de clarines en las plazas de toros llamando
al inicio de la fiesta grande de España y en algunas plazas de toros de las
antiguas colonias, allende la mar océana, en las américas, y en el sur francés,
a las cinco de la tarde.
La hora política (estos políticos se meten hasta en eso de cambiarle el ritmo al sol, las agujas al reloj) era la de las 19,05. Salíamos de la misa de la tarde y alguien dijo:
"Mirad al minino, el calor le tiene soldado al suelo"
No es tonto el felino, no. Había cambiado, de buen gusto, la manera de ser innata en él, la de estar siempre al acecho para hacerse con algún emplumado de los muchos que revoloteaban por entre las ramas de los árboles, por estar disfrutando de la sombrita que le suministraba la casa que fuera del cura de otros tiempos y seis palmeras que nacen de un mismo tronco, (ya te hablé de ellas este tiempo de atrás cuando el Sr. Concejal del ramo, Don Joaquín Pagán, mandó descargar del peso histórico que venían soportando y del que falta les hacía desprenderse), de un ciprés que ya supera en altura a la casa del cura y un palmito que, no vayas a creer que le anda a la zaga, pues rivaliza en altura con el ciprés. También colaboraba a favor del gato, un exuberante Baladre (Adelfa). Allí, en el pasillito,
La hora política (estos políticos se meten hasta en eso de cambiarle el ritmo al sol, las agujas al reloj) era la de las 19,05. Salíamos de la misa de la tarde y alguien dijo:
"Mirad al minino, el calor le tiene soldado al suelo"
No es tonto el felino, no. Había cambiado, de buen gusto, la manera de ser innata en él, la de estar siempre al acecho para hacerse con algún emplumado de los muchos que revoloteaban por entre las ramas de los árboles, por estar disfrutando de la sombrita que le suministraba la casa que fuera del cura de otros tiempos y seis palmeras que nacen de un mismo tronco, (ya te hablé de ellas este tiempo de atrás cuando el Sr. Concejal del ramo, Don Joaquín Pagán, mandó descargar del peso histórico que venían soportando y del que falta les hacía desprenderse), de un ciprés que ya supera en altura a la casa del cura y un palmito que, no vayas a creer que le anda a la zaga, pues rivaliza en altura con el ciprés. También colaboraba a favor del gato, un exuberante Baladre (Adelfa). Allí, en el pasillito,
por donde otrora, entrara y saliera de la casa, el cura, estaba tirado todo lo
largo que es, el gato.
Es de todos conocido lo desconfiados que son los gatos para con aquellos a los que no trata de ordinario haciéndose querer por ellos. Pues el minino, cuando me acerqué telefonillo en ristre para robarle su estampa ¿tú crees que se inmutó? ¡Ni pizca! Solo abrió a medias los ojitos y luego volvió a cerrarlos. Estaba demasiado a gusto como para poner los pies en polvorosa, además, en su cerebro, conjeturaría que lo que yo tenía en la mano no era un objeto arrojadizo.
Seguimos "charrando" un poco más y el animal, ni caso nos hacía. Él, como diría mi compañero el P. Ángel, "a lo suyo, a lo suyo". Y lo suyo era permanecer escondidico del sol porque sus rayos se le incrustarían en su peluda piel y eso no le convenía, a esas horas, para nada. Así que cuando se disolvió el grupo. El gato siguió en la misma pose, de la misma guisa, AGOTADO por el calor reinante.
¡Qué listo es el gato!, pero ¡Qué listo es el indino!
Es de todos conocido lo desconfiados que son los gatos para con aquellos a los que no trata de ordinario haciéndose querer por ellos. Pues el minino, cuando me acerqué telefonillo en ristre para robarle su estampa ¿tú crees que se inmutó? ¡Ni pizca! Solo abrió a medias los ojitos y luego volvió a cerrarlos. Estaba demasiado a gusto como para poner los pies en polvorosa, además, en su cerebro, conjeturaría que lo que yo tenía en la mano no era un objeto arrojadizo.
Seguimos "charrando" un poco más y el animal, ni caso nos hacía. Él, como diría mi compañero el P. Ángel, "a lo suyo, a lo suyo". Y lo suyo era permanecer escondidico del sol porque sus rayos se le incrustarían en su peluda piel y eso no le convenía, a esas horas, para nada. Así que cuando se disolvió el grupo. El gato siguió en la misma pose, de la misma guisa, AGOTADO por el calor reinante.
¡Qué listo es el gato!, pero ¡Qué listo es el indino!
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
5.7.2020. Domingo. (C. 949)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso . Con estos calores que tenemos el pobre gato se busca el lugar mas fresco para echarse su siesta . No es nada tonto el . Y mira por donde usted lo capta con su móvil y hoy es el protagonista de su relato . No se imaginaba el gato que lo íba a hacer popular por un día . Buen domingo para todos .
ResponderEliminarMuy buenos días, P. Alfonso,buen descanso el del gato en una buena sombra y muy buena agudeza la suya para que no se le pasará desapercibido como siempre, para podernos dar su buenos días , en éste primer domingo del mes de Julio que se está portando muy bien de calorcito. Que tenga un buen domingo día del Señor.
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