miércoles, 29 de julio de 2020

La Madre y el Hijo

ESTAMPA CAUDETANA.
LA MADRE Y EL HIJO


Ayer estuve en el Santuario. Ayer no me conformé con llegar hasta la Glorieta de la Cruz para pasar un rato en el banco cercano a la fuente. Ayer no me conformé con ver la imagen de LA MADRE Y PATRONA de todo el personal de la Real Villa de Caudete, esculpida en piedra. Ayer estuve ante ELLA en su casa. Y, con ELLA, ÉL, no vislumbrado tras el símbolo donde muriera su Naturaleza Humana, la CRUZ, estuve ante ÉL, Sacramentado, ÉL MISMO bajo la especie de pan que, al alimón con su MADRE, que es LA NUESTRA, están a la espera de encontrarse con todo caudetano que hasta allí se abaje, para pasar un rato de intimidad, de encuentro, agradable. Emulándole a ÉL que se bajó hasta nosotros para eso, para hacerse el encontradizo con nosotros y, tras el avatar de su vida humana, impregnada de su divinidad, permanece, ya triunfante, ya glorioso, ya resucitado, hecho EUCARISTÍA para que nosotros, tan desnortados, podamos encontrarnos con ÉL.

Y, ¡Oh, maravilla!, sabe hacer las cosas bien, claro, es Dios, y no lo hace directamente, para no meternos miedo, lo hace a través de ELLA, de su Madre de la que nos dio a nosotros por MADRE y  ¿Quién no se acerca a la casa de LA MADRE? Hasta allí se acerca cualquier hijo que esté en sus perfectos cabales y, en llegando, ¡Zas! Se encuentra con el HERMANO JESÚS SACRAMENTADO que está de plática con LA MADRE.
Cuando yo llegué a la vuelta de dejar a un fraile en la estación del Ave, salían seis peregrinos y digo peregrinos, porque no me daban a mí el aire de ser villanos de Caudete. Habían encendido todas las luces y, cuando entré, daba gusto ver tanto brillo, tanto lustre, tanta luminosidad, en la casa de LA MADRE.
Una mujer, como aquel publicano del Evangelio, rezaba en la parte de atrás ante CRISTO EN LA CRUZ. Otra mujer, ésta joven, con atuendo de deportista, les decía cosas en el silencio de su mismidad a ELLOS, a LA MADRE Y AL HIJO. Luego, se fue en busca del sendero para reemprender su marcha de atleta.
A poco entró un hombre provecto, bien acicalado, seguro que satisfaciendo el mandato del médico que le prescribiera paseo y paseo o, acaso, fue su señora la que le abrió la puerta de casa y de dijo,:
"anda vete a dar una vuelta al Santuario y dile algo bonito a la Virgen mientras yo pongo orden en la casa"
Y, así, aprovechando que el sol no se había puesto a repartir rayos más que templados, se llegó hasta el Santuario, se llegó a estar con ELLOS.
De rodillas, un par de bancos delante de mí, rezaba con los ojos  puestos en ELLA y en ÉL, en EL HERMANO que permanece en el sagrario.
En esto estábamos cuando una mujer entró y, en silencio, pian, pian, se fue a las traseras del templo y, desde allí, rezaba.
Pilar, cuando salía del templo, me saludó y, muy contenta, algo me dijo sobre un trabajo que había encontrado su hija en Jumilla.
Poco después un anciano con garrota en mano y el brazo de una hija, nieta o asistenta, que no llegué a saberlo, entraban con dificultad en el Santuario:
"Ten cuidado, le decía ella al buen anciano, que si me caigo yo, los dos, al suelo vamos".
Detrás de ellos, dos ciclistas guardaban, entre sí, las distancias prescritas por la normativa sanitaria, cada uno en un extremo del mismo banco.
Fuera unos cernícalos chillaban, más que piaban. Yo creo que eran crías, por cómo lo hacían, pidiendo a sus padres algo para acallar los gritos de un buche vacío.
Luego me tocó a mí despedirme y les dije a los dos, al HIJO Y A LA MADRE, que me esperaban el rastrillo y la pala en el corralón del convento de San José (El Carmen).
Cuando salí, allí, con ELLOS quedaban el anciano, su garrota y la mujer cirinea que le acompañaba.
Y, ELLOS, EL HIJO Y LA MADRE, quedaban, también, a la espera, siempre a la espera, de los hijos y hermanos que habitan en la Villa para reconfortarlos y para indicarles el NORTE y el camino cierto para llegar a él.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
29.7.2020. miércoles. (C. 973)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

2 comentarios:

  1. Muy buenos días , P.Alfonso, Nuestra MADRE la VIRGEN de GRACIA , siempre nos espera en su Santuario todos los días , quiere que le hagamos presente nuestras preocupaciones para que interceda por nosotros a su HIJO allí a sus pies en el SAGRARIO. Es un consuelo muy grande, poder hacer esta visita. Que tenga un buen día.

    ResponderEliminar
  2. Fina Solera Rodriguez29 de julio de 2020, 9:10

    Buenos dias P. Alfonso. La virgen siempre guapa esperando la visita de todos . Sea verano o invierno ella mantiene sus puertas y sus brazos abiertos para escucharnos y acogernos . Es nuestra madre protectora. Buen día tengamos todos.

    ResponderEliminar