El Deseo Cumplido

ESTAMPA CAUDETANA.
EL DESEO CUMPLIDO

(Fotografía de la remodelada plaza de El Carmen tomada desde lo alto de la torre de la iglesia del convento de San José, un día de agosto, cuando el reloj fijaba las 12,45 horas. Ni un alma pululaba por la plaza, no tanto por la pandemia, cuanto porque el sol metía miedo a esa hora)
Hace algunos días se puso a mí paso un hombre joven, tendría unos taitantos. Era del lugar. Y sin ningún preámbulo me espeto:
- a lo largo de mi vida, de mis taitantos años siempre desee subir a lo alto de la torre del convento de San José (El Carmen). ¿Habría alguna posibilidad de hacerlo?
Yo le contesté muy serio:
- si pagas el peaje...
- lo que sea, me dijo, lo que me cueste, porque es mucha la gana que tengo de contemplar la Real Villa de Caudete desde todo lo alto, que, a cierra ojos, le   doy lo que me pida.
- Mira que hay que pagar el seguro de Responsabilidad Civil para prevenir un accidente...
- Lo que sea, dígame. Se veía que estaba verdaderamente pirriado por ascender hasta todo lo alto..
- Con 50.000,00 € lo cubrimos todo, (nosotros poseemos seguro de R.C.) le dije para frenarle un poco los ímpetus. Pero, enseguida, pasé a decirle 50.000,00 €, no, pero algún peaje sí que tienes que pagar.
- ¿Dígame usted cuánto tengo que pagar?
Y entonces le dije:
- Tendrás que mandarme por whatsapp las fotos que hagas desde allí arriba porque, yo, aquí donde me ves, no estoy en disposición de subir las escaleras de hierro que salvan la altura que va entre la sala de campanas y la plataforma de lo alto de la torre.
- Eso está hecho. ¿Cuándo
puedo subir? ¿mañana?
- Mañana, no, porque tengo que acercarme hasta Almansa.
- Y, ¿ahora? Tengo que ir al Ayuntamiento a gestionar un asunto pero, miraba reloj en el que se veían las manecillas pugnando por llegar a marcar las 13,00 horas, creo que me va a dar tiempo y, si no, ya lo haré mañana.
Estaba decidido a darse el placer largamente abrigado  de contemplar su pueblo desde lo más alto de la torre y, teniendo en cuenta aquel refrán que reza:
"más vale pájaro en mano que ciento volando"  estuvo dispuesto a aparcar cualquier otra encomienda, porque quería, a toda costa, aprovechar la ocasión que le presentaba al brindarle yo tal posibilidad.
Subimos por la pinada y  estrecha escalera hasta la sala de campanas.

 
Ya arriba le dije:
-  no te asustes porque enseguida van a dar los toques de los tres cuartos y, sobre mis palabras, se puso en marcha el mecanismo y comenzó a tocar la campana.
Aquel hombretón ya estaba contento allí mismo impresionando fotos desde las ventanas de las campanas. Por este lado,  la Plaza del Carmen, por aquel la calle El Molino hasta el horizonte, por este otro lado la calle El Mercado y  el claustro del convento, también lo metió en su telefonillo que, al parecer, era de los caros.
Le animé a que subiera hasta lo alto por la escalera de hierro

y, como si fuera un mono, trepó hasta lo alto. Cuando bajó tras extasiarse con la contemplación de su pueblo desde lo alto de la torre, tan largamente deseada, y con su cosecha de fotografías, bajaba pletórico de gozo.
- Sáqueme una foto bajando la escalera y, con pose de vedette, fijé el momento.
Un gitanillo con zapatillas nuevas no hubiera estado tan contento como lo estaba aquel hombre, todavía joven, ya te digo, de taitantos años, con su objetivo conseguido.
Mereció la pena colaborar para que el buen hombre, el villano de Caudete, disfrutara de lo lindo desde tan alto y privilegiado mirador como es la torre de la iglesia del convento de San José de Caudete que si en 1670, año en que se terminó su construcción, veía a lo lejos la Villa, hoy se encuentra en su mismo centro con toda ella a sus pies.
Cuando le despedí en la puerta del convento, volvió a mirar el reloj mientras decía:
Voy a ver si hay suerte y llego a tiempo y, así, no tengo que volver mañana.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
19.8.2020. Miércoles.  (C. 993)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.