La Obra Póstuma

ESTAMPA CAUDETANA.
LA OBRA PÓSTUMA.

Hoy se rifa esta imagen de LA PIEDAD. Se han vendido mil papeletas a dos euros. Su importe se destinará a beneficio de alguno de los encomiables proyectos que tiene entre manos,  MANOS UNIDAS.
Será agraciado con ELLA aquella papeleta, cuyo  número, coincida con las tres últimas cifras del premio gordo de la Lotería Nacional de hoy, 22 de diciembre. Todos los que disponemos de alguna papeleta, nos deseamos suerte y permanecemos a la expectativa para dar el grito que irá cargado con el gozo explosivo de haber sido el agraciado con el premio.
Esa preciosa imagen estaba en el horno cuando su autor, Manuel Serrano Ballester, emprendía el viaje al país donde ya tenía asignado un lugar.
Llevaba, el bueno de Manuel todo el año compartiendo su vida con un "ocupa", un mal de páncreas, que, a la postre, le echaría de su casa porque, el "ocupa" no se conformó con un lugarcico de su lar, lo quiso todo y, al conseguirlo, le echó con cajas destempladas y tuvo que irse, tuvo que emigrar hacia el lugar donde ya no habrá de padecer la tiranía de ningún mal, porque en aquel lugar, no tiene nada que hacer el mal. Allí la contingencia no está vigente. Allí se está a salvo de apetencias usurpadoras de cualquier índole. Allí quien impone la ley es el Ser Supremo por excelencia, Dios. Hasta allí emigró Manuel hará pronto dos meses, si no los hizo ya.
Le traté durante los tres últimos meses de su permanencia a este lado de la frontera. Mucho hablamos. Congeniamos desde el primer día en que una vecina tocó el timbre de su puerta que me fue franqueada por él y, desde entonces, no hubo necesidad de que me hiciera donación de las escrituras, su casa y él mismo se pusieron a mi disposición o, como quieras, yo me puse a su cuidado y, por su casa, entraba como si fuera la mía. 
Para entonces, LA IMAGEN DE LA PIEDAD, que hoy se rifa, ya estaba en La Roda en posesión de su amigo el fundidor, aquel que le había cocido todas las ideas que él había traído a la realidad desde su mente y que fueron hábilmente moldeadas por unos dedos sensibles, obedientes a las insinuaciones y dictámenes de sus inspiraciones, medio millar desde que decidió contarlas.
Mientras la arcilla moldeada se endurecía cociéndose en mil grados de temperatura, él se ablandaba cocido por los infinitos grados del Amor de Dios. Tres meses fueron suficientes para salir de un endurecido caparazón y salir, como sale la crisálida de su capullo, toda cambiada, para emprender un vuelo del que ya no habrá de volver. Yo fui testigo de su particular metamorfosis. ¡Vuela en paz por el cielo, mariposa de Manuel Serrano Ballester!
En su equipaje no cabían sus obras, nos dejó aquí las muestras de su sensibilidad e inspiración. A mí, antes de haber establecido comunicación con él, me hizo llegar el obsequio de una de sus últimas obras, la escultura de un SANTIAGO PEREGRINO porque vio en uno de mis escritos de "Buenos días" en el que hablaba de su arte, pensamientos e ideas convergentes: "ese señor me entiende y entiende mi arte", les dijo a las personas que le eran afectas.
Más de quinientas obras dejó sembradas aquí abajo y, no solo en barro, porque por las redes circulan multitud de fotografías de la Real Villa de Caudete en las que observamos cómo sabía sacar la riqueza que subyace en lugares emblemáticos, como el convento de San José (El Carmen), o el encanto de cualquiera de los rincones que hacen bella a la Villa caudetana. Algunos amigos que dejó aquí guardan celosamente muchas de esas fotografías que, también son obras de un artista que supo leer y extraer la "quidditas rei sensibilis" (el alma) de las cosas.
La última de sus obras, la póstuma, es LA PIEDAD que, mientras él marchaba, se estaba cociendo en el horno de un amigo en La Roda y, hoy, de la mano de La Lotería Nacional, encontrará a aquella persona que disfrutará con ella.

El artista recogiendo el reconocimiento de Ilmo. Ayuntamiento como persona preclara. Fiestas de 2019.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
22.12.2020. Martes.  (C. 1.119)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.