Las Esportillas del Belén

ESTAMPA CAUDETANA.
LAS ESPORTILLAS DEL BELÉN.

Ya me llamaron la atención la primera vez que los contemplé en las Navidades de 2017 y siguen haciéndomelo al día de hoy.
En su tiempo me interesé acerca del significado y por el autor de tales piececicas de esparto, del esparto que crece en los ribazos de las sierras que guardan a la Real Villa de Caudete. Se me dijo entonces que lo que contienen las  esportillas son almendras del lugar. Las almendras se cosechan en muchos bancales  y representan un buen porcentaje de la economía de la Villa y, al estar contenidas en un recipiente realizado con el esparto propio del entorno, viene a ser un regalico muy ad hoc, muy propio, porque al hacerlo se le ofrecen al Niñico Jesús algo muy adecuado, muy nuestro, muy de nuestro pueblo.
Los dedos que trenzaron el esparto obedeciendo los impulsos de su magín, fueron las de Antonio, Antonio, cuando yo le conocí ya era un jubilado y disfrutaba, parte de su tiempo, en el Paseo San Jaime, frente a su casa, donde veía correr el tiempo sentadico en uno de sus bancos. Recuerdo que un día no me conformé con cruzar un saludo. Me detuve y eché una "charradica" con él.
"Alguien, me dijo, Antonio, ¿no nos podrías hacer unos cestillos para adornar el belén? No me esperaba que se me hiciera una solicitud con tal fin, me dijo, pero mis dedos, mire Ud. empezaron a moverse con soltura y, en un santiamén, los terminé. Aquella Navidad el Misterio de la Navidad de la parroquia de San Francisco ya tuvo sus esportillas porque en medio del fragor de la construcción, les hice entrega de mis obricas y , ya, aquel año, los cestillos de esparto  cumplieron con su cometido, aparecieron en el Belén conteniendo el fruto autóctono.
de unos almendrucos.
Otro día, también paré para pasar un ratico con él y, en el transcurso de la charla  me dijo:¿"conoce Ud. el milagro de los pájaros del joven Antón"?
No, le contesté, y, sin concederme un respiro, comenzó a recitarme una larga poesía que hablaba de cómo el futuro santo mandaba a los pajaricos que no se comieran los trigos y que se metieran en una de las habitaciones de su casa y, oye, todos se metieron dentro.
Terminaba el relato con la sorpresa que se llevó el padre que le había dejado al cuidado de su sembrado.
Poco después, Antonio dejó de dedicarme unos raticos de charla porque se vio obligado a emprender el viaje hacia la casa del Padre. Y, como en el cielo iba a ver a Jesús ya grande y glorioso, nos dejó aquí las esportillicas para que, año tras año, sigan cumpliendo con su cometido.
Y ahí, en el misterio que han dispuesto delante del altar en la parroquia de San Francisco, las tienes con sus almendrucos, con los regalicos que El Barrio ofrece al DIVINO INFANTE cada NAVIDAD. Hasta la mula lleva con soltura una stands a su cuello
Descansa en paz, Antonio, y no pierdas cuidado, porque tus esportillas seguirán formando parte del MISTERIO DE LA NAVIDAD que, con devoción, montan, cada año, delante del altar en la parroquia de San Francisco.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.12.2020. Miércoles.(C. 1.127)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.